Respuesta de la población ante el huracán Alex
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Respuesta:
Terror ;)
Explicación:
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Respuesta de la población ante el huracán Alex
Explicación:
Debido a la magnitud de los daños, el paso del huracán Alex por Nuevo León en julio de 2010, fue
catalogado como uno de los peores desastres en la historia del Estado. La destrucción que dejó,
fue comparada con la del huracán Gilberto en septiembre de 1988 y de las torrenciales lluvias
ocurridas en 1909, que provocaron el desbordamiento del río Santa Catarina que atraviesa la zona
metropolitana de Monterrey.
Las más de 60 horas de intensas lluvias de la tormenta tropical Alex afectaron las actividades
cotidianas de la población, serios daños a la infraestructura urbana y vial y en miles de viviendas,
además de situaciones amenazantes para la salud, las telecomunicaciones, energía y agua,
también hubo una parálisis de la actividad educativa y productiva. En la zona rural, la llegada del
Alex significó incertidumbre y temor ante el desbordamiento de ríos y arroyos, el deslizamiento de
cerros, la inundación de viviendas, caminos inhabilitados y puentes destruidos que dejaron a
poblados incomunicados.
El arribo de este huracán puso a prueba la capacidad del gobierno del Estado para enfrentar
situaciones causadas por eventos naturales y también puso a prueba la capacidad de organización
y actuación del Sistema de Protección Civil, organismo encargado de atender las contingencias
emergentes en el Estado. Aunque es importante destacar que, sin duda, fue la unión solidaria de
los actores políticos, económicos, académicos, de organizaciones sociales, medios de
comunicación y ciudadanía en general, la que fortaleció y sacó adelante con éxito, dadas las
circunstancias, las labores de prevención, preparación y mitigación ante el desastre causado por
Alex.
Las condiciones preexistentes entre la población nuevoleonesa de pobreza, marginación, falta de
autonomía económica, precariedad de vivienda y ubicación en zonas de riesgo, explican por qué
los efectos devastadores de este fenómeno, si bien afectaron a toda la población, lo hicieron de
manera desigual con ciertos grupos de personas y su patrimonio.
Ante estos factores, la experiencia dejada por el huracán Alex ha venido a reforzar el respeto que
nos merece la naturaleza, reflexionar sobre la fragilidad de los modelos metropolitanos de
urbanización, de los desarrollos habitacionales y el peligro latente de la integridad física de las
personas ante los embates de la naturaleza.
Puesto que las escenas que se observaron durante el paso del huracán Alex por Nuevo León, no
solo fueron parte de lo que se transmitió en los telenoticieros o en reportajes periodísticos, sino que
fueron parte de una vivencia personal, familiar y comunitaria; es importante analizar el fenómeno,
desde el punto de vista de los testimonios de las personas damnificadas. En este sentido, este
trabajo deja memoria de lo que pasó antes, durante y después del huracán Alex, y alerta para que
no se repitan algunas situaciones especialmente inconvenientes en el futuro. Su lectura es de
interés para valorar la actuación de diferentes instituciones ante desastres y conocer más sobre la
condición humana para enfrentar y mitigar un evento de esta naturaleza.
Un desastre también puede traer noticias positivas. Muchas veces hay una solidaridad emotiva al
hilo de las imágenes de los desastres que se evapora conforme se apagan los telediarios. Este
informe pretende demostrar lo que debería ser el proceder común: construir sobre los cimientos de
la emoción espontánea los pilares de un desarrollo social sostenible.