Respecto a la Constitución de 1980 ¿Por que se plantean sus conflictos de legitimidad?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El momento constituyente ha puesto en circulación palabras usualmente reservadas a los seminarios y las aulas de filosofía, derecho, economía, periodismo, etc. El fenómeno ha de ser bienvenido, bien sea porque permite a los miembros de estos gremios pasar de las musas al teatro, bien porque permite que los ciudadanos adopten actitudes reflexivas sobre estos conceptos. Académicos en el foro, ciudadanos (más) virtuosos. Ya de algo ha servido el proceso constituyente.
Uno de los términos en cuestión es “legitimidad” o “legitimidad democrática”. Conviene dado el momento, pensar un poco qué es esto de la legitimidad y pensar si es importante que nuestras instituciones sean “legitimas”. La constitución, quizás con mayor razón.
Definir “legitimidad” no es fácil. Creo, no obstante, que podemos tener algo de claridad acerca de la anatomía de este animal si nos aproximamos limitando la reflexión a un contexto más o menos circunscrito: aquel dado por la exigencia de que la constitución chilena ha de ser democrática. La descripción debería dar cuenta entonces, de la ambigüedad del concepto y también de la pretensión política y moral que subyace a las demandas ciudadanas por una nueva constitución que sea fruto de un proceso democrático. Estas demandas no siempre se expresan de manera reflexiva ni articulada, e incluso algunas veces lo hacen de manera violenta, pero eso no será el tema de esta reflexión.
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