reseña del capítulo 2 de harry potter y la piedra filosofal
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Aproximadamente diez años después del día en que dejaron a Harry en la puerta de la entrada de los Dursley, nada había cambiado en Privet Drive. El único testigo del paso del tiempo eran las fotos que había sobre la repisa de la chimenea. Aunque todas las fotos mostraban a Dudley Dursley, ni rastro de señas de que Harry Potter viviese en esa casa. Sin embargo, sí que vivía todavía allí.
Harry se despertó con la voz chillona de su tía Petunia insistiéndole en que se levantase. Harry trató de recordar el sueño que había tenido. En él había una moto que volaba. Su tía Petunia volvió a insistirle que se levantase y, de paso, le recordó que era el cumpleaños de Dudley, cosa que a Harry no le hizo ninguna gracia.
Harry se levantó lentamente se vistió y salió de la alacena que había debajo de las escaleras, ya que allí era donde dormía. Cuando entró en la cocina vió que la mesa estaba casi cubierta por los regalos de cumpleaños de Dudley.
A Harry le sorprendió ver que le habían regalado una bicicleta de carreras, ya que Dudley aborrecía hacer ejercicio, excepto cuando conllevaba pegar a alguien. Por desgracia para él, Harry era el saco de boxeo favorito de Dudley, aunque rara vez lo atrapaba, porque Harry era muy rápido.
Harry era flaco y bajo para su edad, y parecía más pequeño todavía porque toda la ropa que llevaba eran prendas viejas de Dudley, que era cuatro veces más grande que él. La única cosa que a Harry le gustaba de su apariencia era la cicatriz que tenía en la frente con forma de un relámpago. Siempre que le preguntaba a su tía Petunia cómo se la había hecho ella le respondía que en el accidente de coche donde murieron sus padres y que no hiciese más preguntas.
Todas las semanas tío Vernon gritaba que Harry necesitaba un corte de pelo. Pero no servía para nada, pues su pelo crecía muy rápido y por todos lados.
Harry puso en el poco espacio que quedaba en la mesa los platos con el desayuno. Mientras, Dudley estaba contando sus regalos. Al acabar de contar, éste empezó a enfadarse, ya que tenía treinta y siete regalos. Pero tía Petunia lo atajó diciendole que le comprarían dos más más tarde, lo que aplacó a Dudley.
Mientras Dudley se disponía a desenvolver los regalos sonó el teléfono y tia Petunia fue a cogerlo. Cuando volvió estaba enfadad y preocupada a la vez. Resulta que la señora Figg, que era quien cuidaba a Harry siempre que los Dursley se iban y no querían llevarlo, se había roto una pierna y no podía cuidarlo. Harry se alegró, ya que no tendría que pasar toda una tarde viendo las fotos de los gatos de la señora Figg.
Mientras tía Petunia y tío Vernon estaban pensando una forma de poder irse dejando a Harry atrás, Harry sugirió que lo dejasen en casa. Dicha sugerencia no les gustó nada, así que decidieron que iría al zoologico con ellos. Cuando Dudley escuchó eso empezó a llorar a gritos para que sus padres se ablandasen y conseguir que Harry no fuese con ellos. Para su desgracia en ese momento llegó Pier Polkiss, el mejor amigo de Dudley, y tuvo que suspender su finjido llanto.