reseña critica de la obra casa señor presidente
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Iguales en el espejo de la muerte, como desiguales en la lucha que reanudarían al salir el sol; unos obligados a trabajar para ganarse el pan”. La obra El señor presidente de Miguel Ángel Asturias parece un reflejo de lo que trató un siglo antes Víctor Hugo en una de sus obras más conocidas: Los miserables. Las injusticias que sufren los pueblos ante el poder tiránico ejercido de forma cruel y vil donde el pobre siempre sale perdiendo. Una cita del autor francés nos hace ver las similitudes tan palpables entre las dos novelas: “El ser humano sometido a la necesidad extrema es conducido hasta el límite de sus recursos, y al infortunio para todos los que transitan por este camino. Trabajo y salario, comida y cobijo, coraje y voluntad, para ellos todo está perdido”. En la obra de Miguel Ángel Asturias encontramos un pasaje muy parecido que dice así: “Estamos condenados a soportarlo hasta que Dios quiera. Los ciudadanos que anhelaban el bien de la patria están lejos; unos piden limosna en casa ajena, otros pudren tierra en fosa común”.
La represión del que no tiene voz es el eje vertebrador de la obra junto al crimen cometido por el Pelele que le será asignado de forma injusta a Eusebio Canales por parte del presidente. No llegamos a conocer realmente por qué el presidente acusa a este hombre de un delito que no ha cometido, aunque podemos intuir que ha sido por beneficio propio. Aunque lo acusa, también manda a su mano derecha a que lo ayude a escapar como si hubiera hecho un acto heroico, aunque de forma encubierta, puesto que algunos saben que fue el Pelele quién cometió realmente el asesinato. Por lo tanto, encontramos aquí el tema de la injustica social y como el pueblo va perdiendo todos sus derechos ante la figura dictatorial. También la degradación de algunos de los personajes como la mujer de Rodas que es arrestada como cómplice de la huida de Canales y es vendida a un prostíbulo, lugar que representa la humillación social. Son los abusos de poder los que han conducido a los personajes a esta situación tan marginal. Otro de los ejemplos que nos propone el autor es el del sacerdote que se encuentra en la cárcel por haberse equivocado en la eliminación de un cartel en la puerta de la iglesia. Por accidente quitó un papel de la madre del señor presidente.
La obra tiene muchos rasgos del realismo mágico. El más palpable es que el presidente se encuentra a lo largo de toda la obra en situaciones en las que físicamente no está. Se percibe durante toda la obra. Es como una sombra que vigila las acciones de los ciudadanos del pueblo. Esta es otra forma de crítica del autor hacia los regímenes autototalitarios. Estos rasgos del realismo mágico potencian en la narración el canto hacia la libertad de una nación.
De algún modo, nunca llegamos a conocer de forma completa al presidente. Podríamos decir que en la obra encontramos multitud de perspectivas sobre este personaje. Lo podemos apreciar a él mismo en varios momentos de la obra, pero también a través de la opinión que tiene el pueblo de él y su círculo cercano. La visión general del pueblo es negativa, ya que se le está sometiendo a unas condiciones carentes de vida. Su círculo cercano tiene una visión mucho más positiva de su persona, no obstante, su mano derecha es encarcelada en el tramo final de la novela por el matrimonio que ha contraído con la hija del que él ha inculpado como asesino del militar leal a su persona. Por lo que la visión que tenemos de él es fragmentaria. No lo llegamos a conocer realmente porque no parece ser una persona humana, sino simplemente un tirano sin sentimientos. El perspectivismo es latente en un momento de la novela que tiene como título el parte al señor presidente.
Se produce por lo tanto en la novela un enfrentamiento evidente entre las fuerzas del bien que sería el pueblo y las fuerzas del mal que son encarnadas en la figura del señor presidente. Inaugura esta figura el género conocido como el de la novela del dictador. Un subgénero literario dentro de la literatura hispanoamericana en el que los autores analizan la situación vivida por el pueblo durante la represión de una dictadura. La gran base de este subgénero literario es esta obra que ha sido aclamada y utilizada como inspiración por otras.
No nos podemos olvidar del estilo en el que está escrita la obra. Miguel Ángel Asturias juega con el lenguaje de una forma única. También el vocabulario que emplea que en muchas ocasiones resulta de difícil compresión para el lector. El estilo rompe con lo tradicional y crea algo totalmente nuevo y llamativo. Es surrealista en muchos sentidos, e introduce al lector en nuevo tipo de literatura. Esta ruptura del lenguaje será la que caracterice la posterior producción de literatura hispanoamericana.
“¡Alumbra, alumbra, lumbre de alumbre..., alumbre..., alumbra..., alumbra, lumbre de alumbre..., alumbre..., alumbra..., alumbra, lumbre de alumbre..., alumbra, alumbre...!”.