representa el átomo de nitrógeno, carbono y oxigeno utilizando el modelo de Thomson
Respuestas a la pregunta
Respuesta:¿Cómo es el átomo? A principios del siglo XX se disponía de suficiente información química y física para que muchos físicos pudieran diseñar modelos de átomos. Se sabía que las partículas negativas con propiedades idénticas (electrones) se podían obtener de muchas sustancias diferentes y de diferentes maneras. Esto sugería que los electrones son componentes de todos los átomos.
Pero los electrones están cargados negativamente mientras que las muestras de un elemento son eléctricamente neutras. Por lo tanto, los átomos que constituyen tales muestras también serán probablemente eléctricamente neutros. Si es así, y en los átomos hay electrones con carga negativa, esto indicaría que en un átomo es necesaria la presencia de una cantidad igual de carga positiva.
Mencionamos al hablar de los electrones como las partículas de los rayos catódicos que los átomos de hidrógeno tienen unas 1800 veces más masa que los electrones, que tienen una masa de 9,109·10-31 kg. De aquí se sigue que los electrones constituyen una parte muy pequeña de la masa total de un átomo.
Así pues, cualquier modelo de átomo que se proponga debía tener en cuenta la siguiente información:
un átomo eléctricamente neutro debe contener la misma cantida de cargas positivas y negativas:
la carga negativa está asociada con solo una pequeña parte de la masa total del átomo, y la aportan los electrones
Adicionalmente cualquier modelo atómico tenía que ser capaz de responder a dos preguntas básicas:
¿Cuántos electrones hay en un átomo? [1]
¿Cuál es la disposición de los electrones y la carga positiva en el átomo?
Durante los primeros 10 años del siglo XX se propusieron varios modelos atómicos, pero ninguno fue satisfactorio. Hasta 1911, el modelo más popular para el átomo fue el propuesto por J.J. Thomson en 1904. Thomson sugirió que un átomo consistía en una esfera de electricidad positiva en la que se distribuía una cantidad igual de carga negativa en forma de pequeños electrones. A partir de los estudios electroquímicos a lo largo del XIX y por los realizados con radiación X [2], la cantidad de carga positiva en cada átomo se supuso que era igual al número atómico del átomo Z (un número entero) multiplicado por la magnitud de la carga del electrón e, es decir, la carga positiva de un átomo es igual a Z·e. Para cumplir con la condición de que el átomo sea eléctricamente neutro debe haber un número igual de electrones cargados negativamente.
Con estas suposiciones, el átomo de Thomson era como un «pudín de pasas» de electricidad positiva, con los electrones negativos esparcidos en él como ciruelas o pasas. Así, el hidrógeno (Z=1) consistía en un electrón, carga -1e, incrustado en una esfera de carga positiva +1e. El helio (Z=2) consistía en dos electrones incrustados en una esfera de carga positiva +2e, y así sucesivamente.
Explicación: