Biología, pregunta formulada por david8859, hace 6 meses

relato de la vida real de una mujer que tuvo un aborto y ahora vive
lamentandose, ​

Respuestas a la pregunta

Contestado por castrorodriguekeyla7
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Respuesta:

Fernanda sintió que iba a morir. Tomó en total 39 pastillas: 20 el miércoles, 16 el sábado y finalmente -luego de tres semanas- se tragó las últimas tres. Hizo todo de la forma en que le dictó “la doctora”.

Desesperada, llamó por teléfono a esa mujer que desde semanas atrás se había identificado como la “doctora Ani”, una mujer a quien contactó por Internet para comprar las pastillas y que dijo ser una supuesta médica de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).

“Si se te ocurre ir al hospital porque te sientes mal, puedes dar mi número y mi contacto, que a mí no me van a localizar y vos por abortar, vas presa”, cuenta que le advirtió la supuesta doctora a finales de octubre pasado.

Fernanda -una joven de 27 años- no sabía cuántos meses de embarazo tenía, pero estaba segura de que no podía continuar con la gestación, pues cuando tuvo a su primer hijo casi se muere.

Ella padece una condición especial en su sangre llamada incompatibilidad Rh. Su sangre es de un tipo negativo y la de su feto era positiva, lo que crea un conflicto y su sistema inmune trata a las células fetales como algo extraño y las destruye. Los doctores le dijeron entonces que su cuerpo no soportaría un parto más.

En teoría, tenía la opción legal de ir a un hospital y solicitar un aborto terapéutico. En Costa Rica abortar es un delito, pero el artículo 121 del Código Penal establece que no es punible “si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y este no ha podido ser evitado por otros medios”.

Sin embargo, la norma técnica para regular la aplicación práctica de este procedimiento continúa siendo una promesa sin cumplir de la campaña del presidente de la República, Carlos Alvarado.

Los centros hospitalarios niegan estas opciones a las mujeres. Algunas que han sido obligadas a llevar embarazos inviables a término y han visto a sus hijos morir apenas al nacer, ya han presentado sus demandas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), como Ana y Aurora, casos emblemáticos de mujeres a las que Costa Rica les negó este procedimiento.

Fernanda prefirió no arriesgarse y buscó la vía menos deseable, esa que la colocó en el mundo de la ilegalidad, pues el mismo Código Penal indica que “será reprimida con prisión de uno a tres años, la mujer que consintiere o causare su propio aborto. Esa pena será de seis meses a dos años, si el feto no había alcanzado seis meses de vida intrauterina”.

Con esta decisión, también puso en peligro su salud y su vida. Cuando tomó las primeras 20 pastillas quedó inconsciente. A lado suyo, su novio lloraba pensando que ella iba a morir porque él no la llevó al hospital.

Aun así, tres días más tarde, tomó otra dosis. Dieciséis pastillas más.  

“En las 36 pastillas que le compré a esa señora gasté mi salario completo, medio millón de colones. La doctora me dijo que tenía que seguir comprando, y que ella tenía una casa de empeño donde podía dejar mi computadora o el carro y que ella me daba lo equivalente en pastillas a eso”, recuerda todavía con una mezcla de tristeza y asombro.

“Una casa de empeño”, repite. “Una doctora que tiene una casa de empeño”.

A pesar de que, como Fernanda, otras mujeres temen sufrir consecuencias graves al practicarse abortos clandestinos, también evitan ir a centros médicos porque podrían ser calificadas como “delincuentes”.

El Ministerio Público registra 253 denuncias por abortos entre el 2009 y el 2018. En ese periodo han sido condenadas cuatro personas: solo una de ellas es mujer.  

En la cárcel hay una mujer presa por “aborto procurado”.

Ante esta encrucijada, Fernanda contactó a una organización feminista para pedir ayuda. Le pidieron que se realizara un ultrasonido para calcular la cantidad de pastillas que requería de acuerdo con el tiempo de gestación. Tenía dos semanas. Le dijeron que esperara hasta la quinta y tomó, esta vez, un inhibidor de progesterona (pastilla que bloquea la hormona que produce el embarazo) y dos misoprostol.

Abortó.

Y ahora se arrepiente de lo que hiso ya que la atormenta los llantos de el bebe que nunca nacio y quiere regresar el tiempo atras para no hacerlo.

Explicación:Espero que te ayude :V

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