relacionen los conceptos de participación y ciudadanía de baja intensidad
Respuestas a la pregunta
Las formas clásicas de participación política en las sociedades complejas occidentales, que han pasado sobre todo por el ejercicio del voto y la militancia en partidos políticos, se han revelado insuficientes en el panorama actual. El adelgazamiento de la ciudadanía es un hecho señalado desde muchos frentes, y muchos autores y actores sociales claman por una ampliación y diversificación del concepto de ciudadanía y su ejercicio a través de prácticas políticas y ciudadanas diferentes. Boaventura de Sousa Santos, desde su propuesta de democracia radical, denuncia que la ciudadanía practicada en occidente es de baja intensidad, desarrollándose a menudo en un entorno que llama de “fascismo social” o, en palabras de Carretón, donde proliferan los “entornos autoritarios”; el fascismo social hace referencia a múltiples relaciones de poder –espacios hobbesianos donde impera la ley del más fuerte-, arbitrarias y autoritarias, entre sujetos teóricamente iguales y prácticamente desiguales, como precisa Aguiló Bonet. Capella habla de los ciudadanos-siervos o súbditos, en un aparente (que acaso no real) oxímoron discursivo.
La situación actual de fascismo social en las supuestas democracias representativas (que podría ser también denominada con terminología de Tucídides: “oligarquía isonómica”, al decir de Aguiló Bonet), habría de dar paso a una descolonización de la ciudadanía e incluso a la práctica de Estados experimentales, según Sousa Santos, en forma de experimentos de demodiversidad. Otros autores como Juan Carlos Velasco se plantean el alcance y las posibilidades de la noción republicana de ciudadanía (en sus múltiples versiones) en un contexto de diversidad cultural. La ciudadanía republicana es per se de alta intensidad.