Relacionar las actividades de los departamentos con los primeros auxilios y distintivo h.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Prestar los primeros auxilios no consiste exclusivamente en practicar una respiración
artificial, colocar apósitos en una herida o trasladar a un herido al hospital. También es
tomar a alguien de la mano, reconfortar, con entrega, a quien tiene miedo. En los conflictos
armados y otras situaciones de violencia los socorristas asumen el riesgo de sufrir lesiones,
a causa de peligros existentes, como disparos de armas, derrumbe de edificios, vehículos
en llamas, escombros inestables y gases lacrimógenos. Se acercan para ayudar a los
heridos, cuando el reflejo más natural sería el de huir en sentido opuesto. Por último, quien
presta los primeros auxilios se arriesga, ya que, en tiempo de crisis, nadie sale indemne de
estos encuentros tan próximos con los demás. Si bien es cierto que los socorristas viven
experiencias enriquecedoras, a veces, deben enfrentarse a la desesperación, cuando, pese
a los mejores esfuerzos y a toda su experiencia, la persona cuya vida luchan por mantener
exhala su último aliento. Mediante su compromiso, su entrega desinteresada y su disposición
a sufrir posibles daños físicos y psicológicos, los socorristas demuestran su humanidad en el
sentido más pleno de la palabra, y tenemos una inmensa deuda de gratitud con ellos, tanto
más cuanto que efectúan sus tareas lejos del juicio público, pues no buscan reconocimiento
alguno, sino sólo ayudar a los demás y, con ello, engrandecen el sentido de su vida.
Por lo que respecta a los ideales del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la
Media Luna Roja, hay un significado especial en los primeros auxilios que se prestan en
situaciones de violencia. Se avienen con la visión humanista de un mundo en el cual la
dignidad de un enemigo merece tanta consideración como la de un amigo o, ciertamente,
como la de sí mismo. Es un acto desinteresado. No entraña significado o mensaje político
alguno, aunque puede tener repercusiones de índole política, cuando es símbolo de la
solidaridad internacional. Quien restaña las heridas de un semejante, escucha y brinda
una nueva esperanza, y no defiende una causa. Los socorristas son imparciales, neutrales,
independientes y no les mueve el afán de lucro. Por encima de todo son humanos, como
Henry Dunant, el primer socorrista del Movimiento, en el campo de batalla de Solferino, el
año 1859. Recordemos sus palabras para describir lo que sintió cuando vio el escenario: “El
sentimiento de la propia gran insuficiencia, en tan extraordinarias y solemnes circunstancias,
es un sufrimiento indecible”.
Sería un error considerar a un socorrista sólo como un actor local en los acontecimientos
dramáticos que acontecen en su entorno, se trate de un conflicto armado, de una
manifestación violenta en la ciudad o de un desastre natural. La importancia que reviste la
labor de los socorristas es universal; no sólo porque pertenecen a un Movimiento que presta
socorro en todo el mundo, sino también porque, cada día, sus acciones forman vínculos que
salvan las diferencias, los prejuicios y la intolerancia. Los socorristas no viven en un mundo
donde las civilizaciones “chocan” unas con otras, o en un mundo maniqueo, en el cual
todos deben tomar partido. Por supuesto, los socorristas tienen sus propias ideas, opiniones
políticas, convicciones laicas o religiosas, e identidades, pero logran trascenderlas y tienden
puentes. Esta hazaña no está al alcance de cualquiera
Explicación:
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