relación de acciones ejemplares y no ejemplares en la autoridad
PORFAVOR,si van a responder, pongan cosas con sentido comun, OK?
es para hoy ;-;
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Igual que la vida, el planeta, los países, las ciudades, el ambiente natural del interior de una organización es muy variable y de un momento a otro puede alterarse de tal manera que se produce un cambio dramático, favorable o infartante, para todos los habitantes de ese pequeño sistema organizacional. En las empresas las variantes del día a día ocurren dentro de un marco de clima general interno y eso hace que tengan diferentes connotaciones o significados o impactos. Sin embargo, hay tendencias que vale la pena alterar, como en ocasiones los médicos brujos hacen llover. Hay momentos donde es importante intervenir la tendencia para bien de la organización. Son momentos generadores de crisis o de condiciones ejemplares que muestran a los observadores o integrantes del medio ambiente empresarial el ejemplo de lo que conviene o no imitar o seguir. Todo va en esa tendencia desordenada hasta que alguien protesta enérgicamente y pide al funcionario que exija orden. Quien maneja la ventanilla encuentra que tiene una autoridad que no ha utilizado hasta el momento y en voz alta dice si no hacen una cola en orden ¡no los atiendo!. De inmediato se produce el cambio en la tendencia y empieza una nueva condición, mejorada, que afecta, en este caso, positivamente el trabajo y la satisfacción de los usuarios. Esas pequeñas crisis que generan cambios instantáneos de tendencias, se presentan a todo nivel y por cualquier causa. Por ejemplo, el personal que ha tomado el vicio de llegar tarde media o una hora después de lo requerido, hasta que el jefe, cansado de llamarles la atención, un día decide esperarlos y llamarles la atención uno a uno, y les entrega una carta con copia a su archivo. Después, el jefe repite la dosis de cartas y presencia en la puerta y dos semanas después los que llegan tarde son expulsados. De inmediato la tendencia cambia y la gente llega con sobrada anticipación a trabajar. La organización aprende qué está bien y qué no y hasta dónde llegan los límites de tolerancia. La empresa gana orden y productividad. Recuerdo el caso de un líder de ventas que era excelente en su campo, pero cada vez que tenía reuniones con su gente o sus pares, salían chispas de la sala de juntas y nadie quería volver a reunirse. Era realmente un ser conflictivo, un perfecto guache como se conoce en el lenguaje coloquial. La organización ganaba por un lado, por su habilidad como vendedor y por otro lado convulsionaba con sus patanerías y el maltrato a la gente. Un buen día, cansado de jugar con él al psicólogo, resolví tomar una decisión valiente y le busqué puesto en otra compañía donde su perfil podía pasar desa- percibido y por el contrario, podría lucir estandar. Salió de la organización. Los primeros meses bajaron un poco las ventas, nada dramático, y luego todo normalizó y el clima interno mejoró. Estas pequeñas crisis que se solucionan con una acción concreta, directa y valiente de una persona, exigen el ejercicio del poder que la posición, la ubicación o el cargo confiere, so pena de dañar en forma importante el rendimiento y el clima de la organización. Este es un tema que hay que enseñar en las empresas y trabajar a diario para volver una costumbre que la gente ejerza la autoridad en su trabajo, no importa el nivel del cargo. Ejercer la autoridad es lo que hace que las acciones no se desvíen, se compliquen o se enreden. De la misma forma que se enseña en casa a los hijos, con el ejemplo y las acciones de reconocimiento, se puede enseñar en las empresas. Basta con hacer el contraste, premiando o exaltando una buena realización. El efecto es el mismo de la pequeña crisis. Cuando un colaborador hace las cosas bien o va más allá del deber y puede ser un buen ejemplo para los demás, es necesario no dejar pasar la oportunidad para resaltar, en caliente, el aporte. Esto envía de inmediato un mensaje positivo al resto de la organización. Las buenas ideas, los aportes, las muestras de valentía, la lealtad a toda prueba, las ayudas voluntarias o desinteresadas a otros miembros del equipo, evitar fallas irreparables o cubrir los vacíos de alto riesgo, o temas más sencillos como el cumplimiento silencioso y responsable de las asignaciones o proyectos, el uso contínuo del sentido común son algunos de los casos en los cuales vale la pena ejemplarizar. Muchas veces, en la vida empresarial, he utilizado el reconocimiento público de lo positivo que ha hecho un colaborador, no necesariamente premiándolo. Lo que he hecho es resaltar el aporte y las consecuencias de no haberlo tenido. Eso es muy valioso para la salud de la organización y crea o refresca la cultura interna. Cuando he exaltado una buena realización, he sido cuidadoso de capitalizar los resultados del ejemplo, buscando que sirva de enseñanza o sea didáctico, pero genere buen ambiente, es decir, evito que la gente termine odiando al colaborador que aportó sabiduría práctica por haber hecho lo que hizo.
Explicación:
:v