reinos indígenas antes de la conquista 11
Respuestas a la pregunta
Respuesta:Para iniciar, lee el siguiente texto titulado “Los Tarascos”, de la doctora en historia Claudia Espejel Carbajal, contenido en la obra Historia Documental de México 1, editado por la Universidad Nacional Autónoma de México, en el que se aborda, a grandes rasgos, aspectos de la cultura purépecha o Tarasca.
Los Tarascos
En el momento de la conquista española, buena parte del actual estado de Michoacán estaba ocupada por el imperio tarasco, entidad política gobernada por el cazonci, especie de rey que residía en Tzintzuntzan, en la ribera oriental del lago de Pátzcuaro. Sus dominios se extendían hasta el río Lerma en el norte y hasta los ríos Balsas y Tepalcatepec en el sur; hacia el poniente llegaban hasta la cuenca de Sayula, en el actual Jalisco, y el límite oriental, colindante con el territorio dominado por los mexicanos, coincidía con la frontera actual entre Michoacán y el Estado de México y al sureste con la de Guerrero. La unificación política de este amplio territorio, iniciada aproximadamente entre los años 1400 y 1450 de nuestra era, se logró mediante las guerras de conquista emprendidas por un grupo de gente que se había asentado poco tiempo antes en los alrededores del lago de Pátzcuaro.
La procedencia exacta de este grupo se desconoce, pero al parecer llegaron del norte hacia el año 1200 en uno de los tantos movimientos migratorios de «chichimecas» que caracterizaron el periodo Postclásico de la historia prehispánica. Aparentemente, como los mexicas, fueron el último grupo de inmigrantes y, de hecho, en la tradición histórica del altiplano central se consideraba que los tarascos eran una de las tribus venidas de las míticas Siete Cuevas junto con los mexicas. Desde su arribo a tierras michoacanas, este grupo de chichimecas convivió con los pueblos asentados previamente en la región, algunos de los cuales eran hablantes del náhuatl y otros hablantes de su misma lengua, es decir del tarasco o purépecha que hasta el momento no ha podido emparentarse con ninguna otra lengua mesoamericana. Todos ellos eran pueblos agrícolas, organizados en señoríos o cacicazgos hasta entonces independientes, herederos de una tradición cultural que durante siglos se había desarrollado en tierras michoacanas.
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