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Respuestas a la pregunta
El editor de la Revista MVZ Córdoba (ISSN-e 1909-0544 ISSN: 0122-0268) nos comparte su editorial publicado en la edición vol. 17, núm. 2, mayo-agosto de 2012 (pp. 2955-2956) que expone las funciones que cumplen en el artículos científicos las palabras clave y las herramientas disponibles que permiten asignar las más adecuadas, los tesauros.
Las revistas científicas e investigadores utilizan el formato IMRyD (1) para la publicación de sus manuscritos, aspirando cada una de las partes que se logre la mayor difusión posible a nivel global. El manuscrito, en su presentación debe tener un título (español e inglés), nombre del autor o autores, resumen (español e inglés), palabras clave (español e inglés) y luego el desarrollo del manuscrito de acuerdo con el formato antes referido o normas particulares de cada revista.
Teniendo presente las múltiples ocupaciones de los investigadores y en especial el “factor tiempo” que generalmente está en “contra de todos”, se debe tener extrema precaución en la redacción del resumen y “Abstract” (objetivos, materiales y método, resultados, conclusiones y palabras clave), en especial, escribir lo que se debe escribir y nada más, pues con absoluta seguridad, es la sección del manuscrito más consultada y leída y quizás, en algunas ocasiones la única, pues de su buena escritura y contenido el lector se interesará en leer o no el manuscrito completo.
De los componentes del resumen estructurado, tal vez al que menos se le da importancia al momento de escribir, es al de las palabras clave, cayendo en un error considerable que va en contravía de la difusión esperada, pues la búsqueda bibliográfica de las distintas áreas del conocimiento se realiza justamente por la palabras clave, por lo que es de vital importancia tomarse el debido tiempo en su búsqueda en los tesauros y elegirlas adecuadamente.
Las palabras clave son términos o frases cortas (lexemas) que permiten clasificar y direccionar las entradas en los sistemas de indexación y de recuperación de la información en las bases de datos de un manuscrito o área temática en particular. Las palabras clave se convierten entonces en una herramienta esencial de doble vía, es decir, de quienes escriben y de quienes buscan la información de manuscritos o áreas temáticas relacionadas. En consecuencia, no se debe subvalorar o menospreciar su importancia a la hora de considerarlas, pues se podría dificultar la difusión de un manuscrito e incluso no detectar la relación del mismo con otros similares, justamente por el uso inadecuado de las palabras clave.
De acuerdo con Granda et al (2), las palabras clave no solo son útiles para la realización de una búsqueda bibliográfica, sino que van más allá y pueden servir para estudiar y analizar trabajos por materia, evidenciando corrientes investigadoras y aspectos de interés de los investigadores. También, comentan estos autores que algunas veces se ha criticado el uso de las palabras clave por su posible subjetividad, pero esta debilidad puede ser obviada si se cuenta con un vocabulario controlado o tesauro. Igualmente, se considera que las palabras clave (descriptores) incrementan ostensiblemente las posibilidades de profundización y búsqueda de la información de un área temática, lo que no es posible solo a través del examen del título del manuscrito. En consideración con lo anterior, se debe procurar utilizar palabras clave que no estén incluidas en el titulo del manuscrito, ya que aplicando esta estrategia se pueden aumentar las posibilidades de buscar y ser visibles en los sistemas de información actuales.
En general el número de palabras clave en la mayoría de las revistas científicas oscilan entre 3 y 10 y deben ser obtenidas de tesauros específicos o disciplinares de acuerdo con el contenido del tema del manuscrito. En este sentido, la norma internacional ISO 2788 1986 (3) establece aspectos sobre la selección de términos de indización, así como el desarrollo de procedimientos para el control del vocabulario y fundamentalmente el establecimiento de las relaciones entre los términos utilizados por los autores en las diferentes áreas temáticas o disciplinas. Por otra parte, esta misma norma tiene que ver con la inclusión y supresión de términos, métodos de compilación, forma y el contenido de los tesauros, el uso de la automatización en el procesamiento de los datos, etc. Por lo tanto, mediante esta norma se asegura una práctica uniforme en cada una de las áreas o entidades de indización.