Matemáticas, pregunta formulada por dayronneiserhuayanay, hace 1 mes

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Respuestas a la pregunta

Contestado por ale895993
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Respuesta:

Cuando Paco Yunque y su madre llegaron a la puerta del colegio, los niños estaban jugando en el patio. La madre le dejó y se fue. Paco, paso a paso, fue adelantándose al centro del patio,  con su  libro primero, su cuaderno y su lápiz. Paco estaba con miedo, porque era la primera vez que venía a un colegio y porque nunca había visto a tantos niños juntos.

    Varios alumnos, pequeños como él, se le acercaron y Paco,  cada vez más tímido se pegó a la pared, y se puso colorado. ¡Qué listos eran todos esos chicos! Como si estuvieran en su casa. Gritaban. Corrían. Reían hasta reventar. Saltaban. Se daban de puñetazos. Eso era un enredo.

    Paco estaba también atolondrado porque en el campo no oyó nunca sonar tantas voces de personas a la vez. En el campo hablaba primero uno, después otro, después otro y después otro. A veces, oyó  hablar hasta cuatro o cinco personas juntas. Era su padre, su madre y don José, el cojo Anselmo y la Tomasa. Eso no era ya voz de personas, sino otro ruido, muy diferente. Y ahora  sí que esto del colegio era una bulla fuerte, de muchos. Paco estaba asordado.

   Un niño rubio y gordo, vestido de blanco, le estaba hablando. Otro niño, más chico, medio ronco y con blusa azul, también la hablaba. De diversos  grupos se separaban los alumnos y venían a ver a Paco. Haciéndole muchas preguntas. Pero Paco no podía oír nada por la gritería de los demás. Un niño trigueño, cara redonda y con una chaqueta verde muy ceñida en la cintura, agarró a Paco por un brazo y quiso arrastrarlo. Pero Paco no se dejó. El trigueño volvió a agarrarlo con más fuerza y lo jaló. Paco se pegó más a la pared y se puso más colorado.

    En ese momento sonó la campana, y todos entraron a los salones de clase.

    Dos niños – los hermanos Zumiga – tomaron de una y otra mano a Paco y le condujeron a la sala de primer año. Paco no quiso seguirlos al principio, pero luego obedeció, porque vio que todos hacían lo mismo. Al entrar al salón se puso pálido. Todo quedó repentinamente en silencio y este silencio le dio miedo a Paco. Los Zumiga le estaban jalando, el uno para un lado y el otro para el otro lado, cuando de pronto le soltaron y lo dejaron solo.

    El profesor entró. Todos los niños estaban de pie, con la mano derecha levantada a la altura de la sien, saludando en silencio muy erguidos..

    Paco sin soltar su libro, su cuaderno y su lápiz, se había quedado parado en medio del salón, entre las primeras carpetas de los alumnos y el pupitre del profesor. Un remolino se le hacía la cabeza. Niños. Paredes amarillas. Grupos de niños. Vocerío. Silencio. Una tracalada de sillas. El profesor. Ahí, solo, parado, en el colegio. Quería llorar.  El profesor le tomó de la mano y lo llevó a instalar en una de las carpetas delanteras junto a un niño de su mismo tamaño. El profesor le preguntó:

   - ¿Cómo se llama usted?

   Con voz temblorosa, Paco muy bajito:

   - Paco.

   ¿Y su apellido? Diga usted  todo su nombre:

   - Paco Yunque.

   -  Muy bien.

   El profesor volvió a su pupitre y, después de echar una mirada muy seria sobre todo los alumnos, dijo con voz de militar:

- ¡Siéntense!

   Un traqueteo de carpetas y todos los alumnos estaban sentados.

 

   

    -Mi papá también –dijo otro chico.

   

 

Explicación paso a paso:

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