Reflexiono y comento acerca de la evolución social de la mujer en nuestra sociedad.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
En un mundo que tiende a la fragmentación y la polarización de las esferas de la acción, el hombre es cada vez más frágil y está menos integrado. Quizás por ello, sociólogos como Touraine (2005), hablan de que estamos entrando en una sociedad de mujeres; es decir, en una cultura orientada por las mujeres. Lo cual no quiere decir una sociedad femenina, por ello remitiría a un supuesto esencial femenino, sino una sociedad en que la forma como se construyen las mujeres gana centralidad frente a una cultura masculina que tiende a oponerlo todo, la cual respondió a un modo particular de producción de la sociedad.
Una afirmación que resulta de entrada chocante, en la medida que el poder lo detentan sobre todo los hombres -al igual, por su puesto, que el dinero. Esto es cierto; pero, desde otra perspectiva, las mujeres tienen el sentido (meaning) o la capacidad de una lectura particular de las situaciones que viven y de transformar estas situaciones, en que la oposición es sustituida por la negociación y la ambivalencia, la cual les permite combinar más ser obligadas a escoger. Simplemente, es más fácil hacer hablar a las mujeres de las mujeres, que a los hombres de los hombres, pues éstos tienen una propensión casi autista a referirse siempre a los temas que resaltan los valores de virilidad y masculinidad.
3. Mujeres, hombres y configuraciones sociales
Ahora bien, el que se diga que estamos entrando a una sociedad de mujeres no significa, de manera directa, que se viva un proceso exento de tensiones y conflictos. Las resistencias se pueden observar en las propias mujeres y, claro, en los hombres. En unas y otros hay una cierta reticencia a aceptar que las mujeres desarrollen prácticas novedosas en un contexto en que lo importante es la realización -no siempre exitosa- de lo que se quiere de sí misma. Pero también se han utilizado otros mecanismos más violentos de resistencia, en particular por parte de los hombres, aunque no exclusivamente, para reforzar el control, la discipl