Reflexionemos y respondamos: ¿Conoces su historia de Santa Rosa de Lima? ¿Crees que
Santa Rosa de Lima amaba la naturaleza? ¿Qué parte de la maravilla de la creación amaba
Santa Rosa de Lima? ¿Qué santos conoces que aman la naturaleza?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
personalmente considero que en Santa rosa de Lima si amaban la naturaleza que tenían los habitantes de la comunidad ya que le dan mucho amor y aprecio a la misma.
Estos se beneficiaban de diferentes formas de la naturaleza, por ello tanto amor y entrega, lo cual hace la naturaleza parte de su patrimonio y cultura.
La naturaleza es todos sistema ambiental el cual beneficia a los sujetos de la sociedad de diferentes maneras, principalmente por parte de la vegetación se pueden encontrar los árboles o plantas frutales y medicinales lo que aporta beneficios a cada persona.
Explicación:
me ayudas con la coronita plissssssssssssssss gracias
Respuesta: SAN ROSA DE LIMA
Explicación: SAN ROSA DE LIMA. Vírgen. (1586-1617)
"La primera flor de santidad del nuevo mundo"
Patrona de América Latina, Perú y Filipinas
Santa Rosa de Lima (Lima, Virreinato del Perú, 20 de abril de 1586-Ib., 24 de agosto de 1617), de nombre secular Isabel Flores de Oliva, fue una mística cristiana terciaria dominica canonizada por el papa Clemente X en 1671. Santa Rosa de Lima fue la primera en recibir el reconocimiento canónico de la Iglesia católica. Fue proclamada excelsa patrona de Lima, del Perú (en 1669), del Nuevo Mundo y las Filipinas (en 1670).
Santa Rosa de Lima era una amante de la naturaleza y pasaba largas horas en el jardín de sus padres conservando y cuidando las plantas ya que la situación económica del hogar era el cultivo de Flores de Oliva. Su casa tenía huertos con vista al hospital del Espíritu Santo.
¿Qué santos conoces que aman la naturaleza?
San Francisco de Asis (1181-1226). Este santo es considerado el patrono de la ecología ya que ha tenido un particular culto a la naturaleza producto de la creación de Dios considerando que todos somos hermanos y seres provenientes de Dios. San Francisco era famoso por su amor a los animales, incluso hasta el punto de predicar para ellos, pero su amor se extiende mucho más allá de ser un amante de los perros, ya que abraza a toda la creación. Percibió un fuerte vínculo entre sí mismo y el medio ambiente, que invitaba a toda la naturaleza a glorificar a Dios. En su Cántico de las criaturas, Francisco habla del “hermano Sol”, la “hermana Luna” y la “madre Tierra”.
Santa Katalina Tekakwitha (1656-1680). Katalina se crió en la nación iroquesa, nativos de Norteamérica, de quienes el científico ecologista Bill Jacobs dice que “gestionaban cuidadosamente los campos, bosques y vida salvaje de su patria. conocía a la perfección las plantas y animales de su entorno, tanto que cualquier botánico o biólogo de hoy en día la envidiaría. Por esta razón se la conoce como “hija de la naturaleza”. A menudo iba a los bosques a hacer cruces de madera con palos y hablar con Dios. En el silencio de la creación, lejos del ruido de la aldea, era capaz de conversar con su Creador.
San Benito de Nursia (480-543). Benito no era un ecologista en el sentido moderno de la expresión, sobre todo porque nuestra dañada relación con la Tierra es un problema moderno, pero su perspectiva sobre la vida refleja una preocupación por la ecología. Los principios por los que Benito vivió su vida se resumen en un libro llamado Regla de San Benito, y en él recomienda humildad, compromiso para mejorar tu entorno local, y frugalidad. Benito valoraba la belleza de la tierra y su capacidad para reflejar la belleza del paraíso, por lo que dedicó todos los cuidados que pudo a preservarla y mejorarla.
Beato Pablo VI (1897-1978). En 1971, el papa Paul VI calificó la degradación medioambiental como uno de los problemas más urgentes a los que se enfrenta la humanidad, al menos en parte vinculando nuestro cuidado de la naturaleza a nuestra propia salud espiritual. Sus palabras son una advertencia clara que, por desgracia, están resultando ser proféticas: “Bruscamente, la persona adquiere conciencia de [que] debido a una explotación inconsiderada de la naturaleza, corre el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctima de esta degradación”. No solo terminamos convirtiéndonos en víctimas de un planeta destruido que ya no puede sostenernos, sino que también hay una consecuencia para el alma humana en el sentido de que un entorno que ya no tolera nuestra presencia crea una dificultad espiritual: ya no estamos en armonía con la Tierra, y la forma en que tratamos a nuestro medio ambiente es un reflejo de cómo tratamos a otras personas.
Dorothy Day (Sierva de Dios) (1897-1980). Dorothy Day será recordada por vivir en solidaridad con los pobres de la urbe, pero su Movimiento del Trabajador Católico también estaba interesado en el cultivo rural. Al principio, estaba centrada solo en la pobreza de la ciudad y no entendía cómo la ecología o la naturaleza podrían ser preocupaciones particulares, pero su amigo Peter Maurin terminó por convencerla de su importancia. Aunque empezó con escepticismo, accedió a acudir a un retiro de mujeres en una granja e informó entusiasmada: “Hemos aprendido a meditar y a hacer pan, rezar y extraer miel, cantar y hacer mantequilla, queso, sidra, vino y chucrut”. Después de aquello, logró ver que la administración del medio ambiente estaba íntimamente conectada con su misión de ayudar a los pobres, al menos en parte, porque “sería maravilloso vivir solamente de la tierra y no depender de los salarios para ganarse la vida”.