reflexion sobre el uso de las curvas de oferta y demanda
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Nuestra reacción al ver un producto caro en un escaparate suele ser o bien de envidia, si realmente lo deseamos y maldecimos a la persona que se lo puede permitir, o bien de asombro, al no entender cómo puede haber una sola persona que pague tal cantidad de dinero por semejante producto. Dos reacciones que contrastan pero que ayudan a entender por qué un producto tiene un determinado precio.
Todos hemos tenido esta sensación alguna vez. ¿Quién va a querer comprar este bolso a ese precio?, no entiendo cómo puede haber gente que lo pague, con estos precios esta empresa no va a vender nada, etc. son reacciones que en muchas ocasiones tenemos porque nosotros no pagaríamos ni la mitad de lo que vale por ese producto. Pero, si tienen ese precio es porque hay alguien dispuesto a pagarlo; en general, cualquier producto tiene el precio que tiene porque hay muchos consumidores dispuestos a adquirirlos. Y quizá esta sea la Biblia de cualquier comercio: los precios dependen de la oferta y de la demanda.
Estoy convencido de que quien más quien menos ha oído alguna vez hablar de la ley de la oferta y la demanda en economía. En general, solemos decir aquello de eso es oferta y demanda para referirnos al precio al cual los consumidores están dispuestos a comprar y productores están dispuestos a vender un determinado producto.
Sin embargo, suele pasar que en ocasiones estos términos no se utilizan de manera adecuada. Aunque sean conceptos muy utilizados, en la práctica no son conceptos que la gente suela tener muy claros. Y puede que sean los dos conceptos más importantes a la hora de realizar cualquier intercambio comercial.
Explicación:
La demanda de un bien o servicio es la cantidad del mismo que los consumidores estamos dispuestos a adquirir a un precio dado. Salvo raras excepciones, cuando sube el precio de un producto se reduce su demanda y, al revés, aumentará su demanda si su precio se reduce. Parece lógico ¿no? Si el producto es más barato, más gente podrá acceder a él y por tanto más unidades venderá. Del mismo modo, aumentar el precio del producto elimina la posibilidad de ser adquiridos por una parte de la población, que o bien no tendrán suficiente renta para adquirirlo o la necesitarán para otros menesteres.
Quizá la definición de oferta no sea tan trivial. Grosso modo, la oferta de un producto es la cantidad de bienes que un productor estará dispuesto a ofrecer al público a un determinado precio. Cuando el precio del producto es mayor, más incentivo tendrá el productor a poner a la venta el bien, al obtener mayores beneficios, y mientras el precio sea bajo, el productor ofrecerá cada vez menos cantidades del producto.
Como se puede ver, en cualquier intercambio comercial, los intereses de los productores y de los consumidores son contrarios. Los primeros intentarán ofrecer el producto lo más caro posible para obtener el mayor beneficio, mientras que los segundos buscarán el producto más barato entre los ofrecidos para poder acceder a más bienes o mantener una parte de la renta sin gastar.
Evidentemente, y como ocurre cuando en la mayoría de negociaciones, productor y consumidor están condenados a entenderse, y ello pasa porque ambos cedan en sus aspiraciones. Lo ideal es encontrar un punto medio que satisfaga a ambos pero, ¿cuál es ese punto medio?