Castellano, pregunta formulada por alejandraganan320, hace 1 año

reflexión sobre el conocimiento​

Respuestas a la pregunta

Contestado por vqm109
8

Respuesta:

Aparentemente, nada está más alejado de los problemas cotidianos que una reflexión sobre el conocimiento. Pero eso sólo en apariencia. Porque, en la vida cotidiana, las decisiones, acertadas o no, que toman las personas están fuertemente condicionadas por el poco o mucho conocimiento que éstas tienen de sí mismas y de la realidad que les rodea. Asimismo, en no pocas ocasiones esas decisiones están influidas por la confusión que se suele hacer –y que es tan vieja como la especie humana— entre lo que sucede en la cabeza de las personas y la realidad, que es irreductible a las ideas, fantasías y sueños que se puedan tener sobre ella.

Creer que la realidad se comporta según los pensamientos, ideas o fantasías que se tienen sobre la misma ha dado (y da) lugar a las peores decisiones y comportamientos individuales y colectivos, pero los seres humanos nos resistimos a aprender las lecciones que nos han dado los 150 mil años que tiene de bregar en el planeta nuestra especie.


lorenaarrieta12: espero te sirva
vqm109: hey
Contestado por lorenaarrieta12
4

Respuesta:

Aparentemente, nada está más alejado de los problemas cotidianos que una reflexión sobre el conocimiento. Pero eso sólo en apariencia. Porque, en la vida cotidiana, las decisiones, acertadas o no, que toman las personas están fuertemente condicionadas por el poco o mucho conocimiento que éstas tienen de sí mismas y de la realidad que les rodea. Asimismo, en no pocas ocasiones esas decisiones están influidas por la confusión que se suele hacer –y que es tan vieja como la especie humana— entre lo que sucede en la cabeza de las personas y la realidad, que es irreductible a las ideas, fantasías y sueños que se puedan tener sobre ella.

Seguimos confundiendo la realidad con las ideas que nos hacemos de ella; seguimos creyendo que son nuestras fantasías la que la crean y le imponen su lógica, y no que la realidad sigue su camino según su propio ritmo, no siempre lógico, al margen de nuestras ilusiones. Así pues, no está demás reflexionar una vez más sobre el conocimiento, especialmente sobre ese fabuloso logro humano que es el conocimiento científico.

Un punto de partida imprescindible, a la hora de hablar del conocimiento, consiste en dar una definición del mismo. Hay una larga tradición epistemológica y científica que ayuda a ello, de forma tal que lo que se diga acerca de lo que es el conocimiento no sea descabellado. Desde la antigüedad griega se sabe que una cosa es el conocer, que apunta a un “proceso”, y el conocimiento, que se refiere a un resultado, es decir, a algo ya logrado.

 

Como proceso, el conocer consiste en el esfuerzo humano por apropiarse de lo que los que los griegos llamaban la Verdad de la realidad, para construir las verdades humanas, siempre aproximadas, a la Verdad propia de las cosas. En ese esfuerzo se hacen presentes las energías, creatividad, sentimientos, sentidos e inteligencia de las personas, que armadas con sus capacidades y habilidades lingüísticas exploran la realidad para conocer sus secretos.

O sea, en el proceso de conocer el ser humano, con su subjetividad (y todo lo que esta contiene) y su cuerpo se enfrenta a una realidad externa que tiene su propia consistencia, dinamismos, legalidad y estructura, con el propósito de construir una visión (una concepción) acerca de cómo funciona esa realidad, cuáles son sus componentes, cómo estos componentes se relacionan entre sí, cómo evolucionan y se transforman en el tiempo y el espacio.

Esa visión, es construcción, es precisamente “conocimiento” –una verdad humana—, pero no necesariamente conocimiento científico. Para que sea un conocimiento de este tipo se requiere cumplir dos requisitos esenciales: a) un lenguaje especializado, caracterizado por el rigor y la coherencia lógica; y b) un conjunto de datos (pruebas, evidencias) tomados sistemáticamente de la realidad con instrumentos que puedan usados por terceros para corroborar la veracidad de esos datos.

 

En el conocer científico, las teorías y las hipótesis –conjeturas acerca de cómo funciona la realidad— son complementadas con las pruebas empíricas pertinentes, en las que aquellas teorías e hipótesis encuentran su respaldo, en el sentido de que se refieren a algo (a cosas, a fenómenos, a procesos, etc.) que suceden en la realidad y no sólo en la mente de las personas. Y cuando esas teorías e hipótesis tienen una buena base empírica que las sostiene, se convierten en conocimiento científico, es decir, es una conquista de la ciencia… que pasa a ser un punto de partida para seguir en busca de otras conquistas cognoscitivas.

 

Ese conocimiento científico alcanzado, sin importar el campo del que se trate (astronomía, física, química, biología, sociología o economía) siempre es provisional, siempre es una aproximación a la Verdad de la realidad. Sin embargo, con todo lo y lo aproximado que puede ser, su fortaleza ha quedado más que probada, tanto por los avances indiscutibles en el conocimiento de la realidad (natural y humana) como por las aplicaciones tecnológicas derivadas del conocimiento científico, que en la actualidad marcan el rumbo de la economía, la salud, la alimentación, la educación, el consumo y el bienestar –no sin riesgos y complicaciones— de las distintas sociedades en el mundo.

 

Lo menos que puede decirse es que el conocimiento científico constituye la mejor aproximación con la que cuentan los seres humanos para hablar de la realidad. Desde este conocimiento, hay algo firme: la realidad tiene sus reglas, legalidad, misterio, dinamismos y complejidad, que exceden lo que los seres humanos pueden conocer de ella. Es decir, el conocimiento humano –como enseñaron Parménides y Sócrates— es limitado, nunca definitivo, siempre aproximado.

A


vqm109: wow
lorenaarrieta12: ojala te sirva
vqm109: que bueno esta :p
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