reflexión personal respecto a las perspectivas antropológicas conforme a la antropología histórica. (un párrafo mediano)
Respuestas a la pregunta
resultaba atractiva para muchos de los estudiantes de aquel entonces que "entendíamos la antropología como un instrumento para una acción de cambio". De este modo se adscribieron a la propuesta. Esta nueva tendencia produjo una serie de críticas: "El maestro Fernando Cámara [...] nos dio la primera clase de cambio social, y a los que tomábamos esa clase nos llamaban un poco despectivamente los "chicos del cambio" (Stavenhagen, 1993: 102).
Fernando Cámara, formado en el enfoque estructural funcionalista de la Escuela de Chicago, ejerció una influencia decisiva en la formación de los primeros estudiantes de la que sería la especialidad en Antropología Social. En 1953, impartió "una cátedra de trabajo directo en el campo con programas específicos de lecturas, análisis de casos y de las teorías de la época sobre el cambio" (Durán Solis, 2002: 16). Ese mismo año, Alejandro Marroquín realizó trabajo de campo con estudiantes de la ENAH en Tlaxiaco,12 en el mercado central de los pueblos de la Mixteca Alta, en el contexto de una investigación financiada por el INI (Drucker, 1988: 20). Al año siguiente, Cámara se incorporó a la ENAH como subdirector y docente. Fue entonces cuando la especialización en Antropología Social recibió su impulso definitivo. Ese año se crearon las secciones de Etnohistoria y Antropología Social en la especialidad en Etnología,13 cuyas actividades se iniciaron el año siguiente, como especializaciones que se podrían cursar después de haber cubierto los créditos de Etnología (Bonfil, 1982: 48). En este punto comenzó a manifestarse la demarcación entre la antropología social y la etnología, cuando la primera se comenzó a diseñar como una forma de hacer antropología práctica e inmediata, centrada en las relaciones sociales presentes y en los obstáculos que representaba, para los planes de desarrollo regional, la persistencia de las sociedades indígenas; mientras que la segunda se mantuvo en la línea de la reconstrucción histórica de las sociedades prehispánicas y el estudio de sus expresiones culturales actuales.
Sin embargo, el complejo proceso que a partir de ese momento comenzó a desarrollarse no se puede reducir a las intenciones con las que fue creada la especialidad, primero, porque entre los docentes que llegaron a la Escuela desde el INI, entre ellos Gonzalo Aguirre Beltrán, Julio de la Fuente, Alejandro Marroquín y Ricardo Pozas, no había una posición homogénea; segundo, porque los entonces estudiantes incorporados a los diversos trabajos de desarrollo no eran receptáculos pasivos de esas intenciones, y entre ellos comenzó a gestarse una serie de posturas críticas.