reflexion del editorial desafio para las universidades
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Recién hemos iniciado la segunda década de un nuevo siglo. Vivimos en una sociedad
de alcance global, caracterizada por constantes cambios. Es evidente que las
tendencias innovadoras que hoy día se observan en la educación superior no pueden
sustraerse de la influencia de los dos fenómenos que más inciden en su desempeño: la
globalización y la emergencia de las sociedades del conocimiento. Ambos han merecido
amplias reflexiones de parte de los especialistas de diversas disciplinas, por lo que me
limitaré a analizar su impacto en la educación superior actual y del futuro.
Como respuesta a los retos que estas manifestaciones plantean a la educación
terciaria, están en marcha, en casi todas las regiones del mundo, procesos de
transformación universitaria cada vez más profundos, que persiguen que la institución
que llamamos “la Universidad” supere los nuevos retos y sobreviva, manteniendo
incólume lo que ha sido hasta ahora su propia esencia. Así lo vislumbró la “Declaración
Mundial sobre la Educación Superior para el Siglo XXI”, aprobada en París en 1998,
cuando señaló que para responder a tales desafíos, las universidades debían
emprender “la reforma más radical que jamás antes hayan enfrentado”.
La globalización es un proceso pluridimensional, estimulado por el acelerado adelanto
tecnológico de la informática y las comunicaciones. Sin embargo, la globalización
económica y financiera es la que arrastra a todas las demás dimensiones y se
caracteriza por ser asimétrica: la economía global no ha conducido a la formación de
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una verdadera sociedad global donde sus beneficios sean equitativamente distribuidos,
sino a una creciente desigualdad entre las naciones y al interior de ellas.
Frente a esta situación, ninguna otra entidad está mejor constituida como la Universidad
para enfrentar este reto civilizatorio, nos advirtió el recordado Rector P. Xabier
Gorostiaga, S.J. Entonces, el primer desafío que la Universidad del siglo XXI debe
arrostrar es asumir críticamente la globalización, hacerla objeto de sus reflexiones e
investigaciones, e introducir el estudio de su compleja problemática como un eje
transversal de todos sus programas.
Sin embargo, hay que reconocer que la globalización no es per se enteramente buena
ni mala. Depende de cómo las naciones se insertan en ella. Y es aquí donde la
educación superior puede desempeñar un papel clave en la generación de las
condiciones que permitan una inserción favorable. La globalización ofrece nuevas
oportunidades para los países que saben aprovecharla; en cambio, profundiza y amplía
las desigualdades económicas, financieras y científico-tecnológicas para las naciones
incapaces de sacarle provecho. La pertinencia, calidad y equidad de los sistemas
educativos, y particularmente del nivel superior determina, en muy buena medida, el
lugar que cada país ocupa en el nuevo contexto internacional y sus posibilidades de
lograr una inserción beneficiosa.
Para que la educación superior desempeñe ese rol tan importante requiere de
innovaciones profundas, que hagan temblar los cimientos de nuestros sistemas
educativos, tan ligados a la tradición. Y esas innovaciones no pueden seguir siendo
puramente episódicas: deben consistir en un proceso permanente y contínuo.
Explicación:
Espero te sirva