reflexion de Mateo (9,9-13)
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
una. Los sustantivos comunes se refieren a una categoría de elementos. Los escribimos usando letras minúsculas. b. Los nombres propios son los nombres de elementos específicos. Las escribimos en mayúsculas.
Explicación:
Jesús fue acusado por los puritanos de andar con gente de mala fama. Así lo narra el evangelio de este día, en donde el Señor llama a su grupo, como un apóstol más, a Mateo: un publicano de profesión, es decir, recaudador de impuestos para los romanos, potencia extranjera. La mala fama que tenían los recaudadores no era de a gratis, sus abusos eran manifiestos, eran unos “ladrones oficiales” en el pueblo.
¿Por qué esa preferencia de Jesús por aquellos marginados de la salvación? “No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos; aprendan lo que significa: misericordia quiero y no sacrificios; no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. En estas tres frases encontramos aquello que explica la conducta del Maestro, la razón de toda su vida, la finalidad de su muerte y resurrección. Cristo quiere mostrar la misericordia de Dios, que acoge y perdona como el padre al hijo pródigo.
Nadie debe escandalizarse, porque la misericordia de Dios no es complicidad y laxismo permisivo, sino búsqueda del hombre para promocionarlo y redimirlo. ¿Cuántos hombres y mujeres, hoy en día, hay que son marginados de la salvación y discriminados por la sociedad?
Debemos aprender que nuestra religión no debe limitarse a una mera práctica ritualista, que se queda ajena al compromiso de la vida. Cristo dice no a una religión que pasa por alto al hombre y el amor al hermano. Esto no quiere decir que debemos suprimir el culto litúrgico, sino que debemos proyectar la celebración con el amor y la fraternidad para romper las barreras que discriminan y segregan, sobre todo a los más débiles.
¿Por qué creemos en Dios, por qué debemos practicar nuestra fe? Sólo para garantizar nuestra salvación, por miedo al castigo divino, para ganarnos mágicamente el favor divino por medio de mecanismos cultuales; por hacer mérito para ser escuchados por Él; son algunas de las motivaciones falsas en las que, a veces de manera inconsciente, hemos caído en nuestra forma de relacionarnos con Dios.
Vivamos el Evangelio al estilo de Jesús, dando primacía al amor por el hermano, ofreciendo la misericordia del Padre, no siendo indolente con el marginado social, tolerantes con todos, y viviendo plenamente la justicia. Dejemos la “envoltura” de lado, vayamos hasta lo más profundo del corazón en los demás para que, por nuestra ternura y amor, la brisa de la gracia de Dios obre en ellos para bien de todos.