Reflexión de la guerra de peru y chile
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Introducción
El 20 de octubre de 1883 se firmaba el Tratado de Ancón que ponía punto final a las hostilidades entre el Perú y Chile. Ese mismo año, Santiago y La Paz firmaron un Pacto de Tregua, que se ratificaría 20 años más tarde con el Tratado de Paz y Amistad entre Bolivia y Chile. Terminaba de esta manera la Guerra del Pacífico o Guerra del Salitre. Perú tuvo que soportar una ocupación militar y la destrucción de gran parte de su economía, además de ver cercenado su territorio.
Bolivia, junto a la derrota, debió ceder las riquezas de su antiguo departamento Litoral y, peor aún, convertirse en un país mediterráneo, sin salida al mar.
Chile, un vencedor incapaz de construir la paz
Chile se esmeró esencialmente en asegurar su seguridad interior frente al previsible revanchismo de sus antiguos enemigos, pero la forma en que lo hizo solo acentuó más las tensiones diplomáticas y militares en la zona. El intento de «chilenización» que Santiago realizó en la región con el objetivo de alejar lo más posible la frontera con Perú, solo profundizó las tensiones con Lima y las heridas de la guerra, y luego del Tratado de 1929 que zanjó definitivamente el tema Chile se había creado ya una imagen de profunda desconfianza en el Perú, exacerbando el sentimiento «antichileno» en algunos sectores que amargamente debieron soportar la pérdida de Tarapacá, Arica y los agravios de la ocupación de Tacna. Paz Milet sostiene que «el periodo posterior a la guerra, fundamentalmente en relación con la división territorial, estuvo marcado por la desconfianza y el surgimiento de una serie de discrepancias entre Chile y Perú. » Así, el resultado no solo fueron tensiones permanentes con Lima, sino un gasto militar importante como elemento de disuasión, que en parte explica la importancia que los militares tuvieron en Chile en las décadas de 1920 y 1970.
Chile, por lo tanto, no supo construir una paz equilibrada con sus vecinos, por ejemplo, ofreciendo a Lima compensaciones por Tarapacá –devolver Tacna y Arica hubiera sido lógico y práctico para ambos- y ofreciendo una salida al mar con soberanía a Bolivia, evitando su mediterraneidad y un seguro conflicto a futuro. La embriaguez de la victoria y el exceso de celo por la seguridad de las fronteras impidieron a Chile visibilizar una paz real entre tres, como generalmente suele hacer el vencedor. Chile no ganó en seguridad y perdió la oportunidad de acordar una paz a largo plazo con los vecinos, sin dejar de lado lo obtenido en la guerra.
Perú: irredentismo y «factor Chile»
Lo más obvio a la hora de pensar en las consecuencias que tuvo la guerra para el Perú es el elemento irredentista. Los 50 años que ambas provincias permanecieron bajo control de Santiago, sin realizarse el plebiscito previsto en el Tratado de Ancón, y con una fuerte campaña de «chilenización» marcaron el imaginario peruano en el siglo XX, cuyas consecuencias fueron un sentimiento de rechazo y desconfianza con Chile, de amenaza permanente del vecino país, pero curiosamente también de una cierta admiración a la estabilidad política e institucional de Chile y a su éxito relativo en consideración a su reducido tamaño, su pasado colonial más bien modesto y sus escasos recursos naturales de carácter energético. Para el Perú Chile se transformó en un problema político en el siglo XX debido al caso Tacna y al permanente deseo de reivindicación por Tarapacá. Según Flórez en el Perú existiría un imaginario en el que Chile sería un «otro» hostil y agresivo, el cual «es útil, sociológicamente, para articular un sentido y una identidad nacional, por lo general precaria y dispersa en el caso peruano».
Flórez cree así que Chile «es uno de los pocos elementos que aglutina a amplios sectores de la sociedad en un solo frente. » El recientemente fallecido expresidente Alan García dijo hace algunos años atrás que su meta era superar a Chile, en una demostración más de la importancia simbólica que adquirió el país austral en el imaginario cultural y político del Perú. Los intercambios turísticos entre ambos países, y otros elementos como la admiración chilena por la gastronomía peruana y desde el Perú por la música chilena han sido la tónica de las últimas décadas, afianzando más que distanciando las relaciones.
Bolivia: el mar como horizonte
El país del altiplano y las Yungas perdió su cualidad marítima con la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1904, después de 20 años de negociaciones, acercamientos y desencuentros con Chile. Sin embargo, el gobierno de L a Paz no fue capaz de calibrar el costo político que ello conllevaba, haciendo de la «causa marítima» un verdadero lazo de unión de todos los bolivianos, al costo de tener a Chile como némesis permanente. Chile argumenta que es solo una aspiración y que el asunto debe resolverse bilateralmente.
Explicación:
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Respuesta:
Explicación:
l Tratado de Ancón, oficialmente Tratado de Paz y Amistad entre las repúblicas de Chile y del Perú, fue firmado por los representantes de Chile, Jovino Novoa Vidal, y el Perú, José Antonio de Lavalle, el 20 de octubre de 1883, en Lima, la capital peruana aunque fue elaborado en Ancón.