reflexión de 500 palabras sobre las ideas principales de los dos autores expuestos.
-Comprender y reflexionar sobre la concepción ética en los autores: Kant y Nietzsche
Respuestas a la pregunta
Toda filosofía es eminentemente existencial y, por lo tanto, histórica. Depende de tiempos culturales concretos. La de Kant se inscribe en la cultura europea, grecolatina y, especialmente, alemana. Quiere decir, en la gran tradición del Occidente cristiano, donde filosofía y ciencia, filosofía y teología, tenían intereses y lenguajes comunes. Y, refiriéndose específicamente a la filosofía alemana, tenía razón Nietzsche al afirmar que por sus venas corría la sangre teológica. ¿No se hablaba, ya desde los griegos, de una filosofía teológica? ¿Acaso la cosmología helénica no era una cosmoteología? El problema ético, en nuestra cultura grecolatina, se inserta, por lo demás, en una cultura histórica de las creencias, de esas que se viven y por medio de las cuales se obtienen los sentidos de la existencia. ¿Pero en la creencia se pueden dar distinciones? ¿Hay en ella, o puede haber, teoría y práctica? Kant piensa que sí. El problema ético lo sentía en el terreno de la crítica de la razón práctica en el horizonte existencial del ¿qué debo hacer?, aunque relacionado con la pregunta de la crítica de la razón pura (esencialmente, según él, distinta) del ¿qué puedo yo saber? Preocupación clave de Kant, porque ya desde 1765 había terminado un libro con el título de Principios metafísico de la filosofía práctica, bajo el título de "Crítica del gusto moral", que nos da idea de las primeras, e importantes, preocupaciones de Kant por el problema ético. En cartas de Kant a Herder y a Hamann (1767) podemos constatar que estaba trabajando "en una metafísica de las costumbres" y en "una metafísica de la moral".1 Esto es antes de su reflexión teórica sobre la crítica de la razón pura (1781). La fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785), cuatro años después de su crítica, no hace sino probar el interés de Kant por los temas de índole moral. Sin embargo, será hasta 1770 cuando empiece a perfilar su nueva "filosofía moral pura", ya despojada, según él, "de principios empíricos de ninguna especie", y poner orden "en la metafísica de las costumbres".2 Será el principio de su periodo crítico. Pero partía de la tradición doctrinaria de la filosofía moral, aquella relacionada con la praxis humana, de aquello que se debe hacer y que es considerado el ámbito de las virtudes. Pero en Kant, el método y el enfoque son distintos. Por lo menos a partir de sus críticas. Su horizonte ya no es una ética de los bienes o de los fines. Intenta encontrar "una filosofía moral pura, que esté enteramente limpia de todo cuanto pueda ser empírico".3 El concepto de "obligación" comporta, para Kant, una necesidad absoluta que lo empírico, finito, no podría proporcionar. El problema de la obligatoriedad, como problema moral, no está en el renglón de los medios para alcanzar ciertos fines (necessitatem problematicam), sino en realizar algo como en sí mismo (necessitatem legalem), que es la que generaría la obligatoriedad propiamente dicha. De no ser así, se tendría una simple "fórmula de habilidad problemática".4 Sería algo puramente técnico, "como el dato de trazar con el compás dos arcos tangentes de circunferencia para dividir una línea recta en dos partes iguales".5 La obligatoriedad, para Kant, en su sentido más profundo, tenía que ser "sencillamente indemostrable", según sus propias palabras. Es decir, no usando y centrando el problema en los medios, sino perfilando y subrayando un imperativo categórico de la ley moral, distinguiéndolo de un imperativo hipotético de fines puramente mediatos. Kant, desde 1763, empezaba a formular los primeros principios de su futura ética.
Pero empecemos desde el principio. La ética (o moral) tradicional partía de un conocimiento de los bienes y de los fines. Suponía, especialmente, un conocimiento de la naturaleza humana y, en última instancia, un conocimiento de Dios como última norma de moralidad. Atrás estaba, fundamentando todo, un logos o un nomos. Era la ratio divina de los antiguos griegos y la idea de Bien y Justicia de Platón. Era la ratio divina (Dios) que, en el cristianismo, constituía la norma primera de moralidad. Era una ética heterónoma, una ética metafísica, en donde las cosas eran buenas no porque Dios los mandaba, sino porque eran buenos Dios los quería. Dios no negaba el ordo mundi. Este cosmos era, en todo caso, un reflejo de Dios. Pero, en todo caso, en esta eticidad se suponía un conocimiento de lo que es bueno o malo, un conocimiento de Dios y del hombre, un conocimiento de lo que debe o no debe hacerse. Pero, para Kant, lo ético no podía fundamentarse en algo finito y fragmentario, en algo que no gozara de absolutez. La obligatoriedad "tiene que llevar consigo una necesidad absoluta". De ahí la necesidad, para Kant, de los conceptos a priori.