reclacion entre indiferencia civica y voto responsable
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La Moral Cívica, que no hay inconveniente en identificar aquÍ con la Moral Política) versa sobre los derechos
y deberes del hombre como ciudadano; constituye, por
tanto, una parte de la moral somal) ó sea del conjunto de
deberes que nacen de las relaci011es del hombre con sus
semejantes.
2. Por qué la Moral Cívica debe ser materia de llIl
estlldio especial.- Las múltiples relaciones que ligan al
hombre con sus semejantes constituyen otros tantos vínculos de donde se derivan los deberes que tiene que llenar.
Si al venir al Mundo quedase abandonado en la soledad y
aislamiento, no tendría más relaciones que las que le ligan
inmediatamente con el Creador, ni más deberes que los que
le impondría la obligación de tender á su fin último; pero
el hogar doméstico desde la infancia, y más tarde la escuela, la ciudadanía, la posición social, las múltiples esferas
en que puede desenvolver su actividad, la patria con sus
leyes, su autoridad suprema, y formas de gobierno, dan
origen á otros tantos derec1lOs y deberes, cuyo estudio
abarca la Moral Cívica.
Iluminar, pues, la inteligencia para que el hombre conozca todo el alcance de la responsabilidad de sus actos
como ser que vive en sociedad, como ciudadano de una
Nación á cuya prosperidad y engrandecimiento tiene el
deber de contribuir, y como hijo de una Patria, cuyas instituciones' y cuyo honor está obligado á defender; tal es
el objeto propio de la Moral Cívica, el cual constituye un
estudio especial, que no puede confundirse con el objeto
de ningún otro ramo del humano saber.
3. Obligación por parte del pueblo de conocer SllS
deberes cívicos. - La Naturaleza misma impone vínculos
morales obligatorios á todos los hombres que viven en
sociedad, vínculos que por lo mismo importan otros tantos CÍVICA Y POLÍTICA 7
deberes verdaderamente sociales. jasticia, caridad) veracidad, afabilidad, amistad, honradez, rectitud y tantas
otras virtudes que pudiéramos enumerar, se imponen con
toda fuerza al hombre que vive en sociedad, so pena de
que la vida venga á hacerse poco menos que imposible
bajo el régimen de la falsía, la desconfianza, la mentira, la
deslealtad, la simulación, la hipocresía, y tantos otros vicios que crearían al hombre en sociedad una situación completamente intolerable.
Ahora bien, aunque la Naturaleza misma con su impe·
rio y la conciencia con su Voz llevan al hombre al cumpli·
miento de esos deberes, no hay duda q\J.e la educación es
un auxiliar poderoso para infundir en la conciencia el conocimiento de los mismos; ya que la fuerza de las pasiones,
ó la indiferencia pública, ó el egoísmo, ó una educación
inconveniente pudieran obscurecer la razón y acallar el dictado de la conciencia.