realizar dos historias sobrenaturales hechas por usted.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Cuando era pequeña, tendría más o menos 6 o 7 años, fui con mi madre a visitar a una tía suya. Estaba aburrida como cualquier niña visitando a gente mayor, así que decidí ir a la segunda planta por mi cuenta y jugar por allí. Subí y me encontré ese gran balcón, con altas puertas corredizas de vidrio, y unas cortinas flotantes y frágiles sobre ellas. Decidí que sería divertido girar debajo de ellas, y luego caminar para que recorrieran mi cara como un velo. Cosas de niños pequeños. El problema era que esas cortinas estaban pegadas a las escaleras y no había barandilla. No había nada que hacer, una dura caída por esas escaleras hubiera sido más que doloroso, pero no pensé en ello mientras jugaba.
Explicación:
No hace mucho corría por internet el rumor de que KFC había tenido que eliminar de su nombre la palabra chicken porque en realidad lo que vendían no era pollo, sino algo creado genéticamente. Circularon incluso algunas fotos sorprendentes. Los alimentos son a menudo víctimas de mitos urbanos: Las hamburguesas MacDonald's en realidad están hechas de lombrices, en los restaurantes chinos sirven carne de perro y en las latas de paté de tal marca aparecen cucarachas. Estas leyendas se nutren de que en realidad a veces sí que saltan noticias escandalosas a los periódicos, como aquella del pastel de Ikea en cuyo análisis encontraron excrementos humanos, pero quiero pensar que en Europa al menos hay un férreo control de las medidas de seguridad e higiene alimentaria, ¿o no? Mi leyenda urbana favorita de comida proviene de mi infancia, en el colegio se extendió el rumor de que si mezclabas Coca-Cola con aspirina salía droga. Así, en hiperónimo: "droga". Droga no sé, pero seguro que es una mezcla explosiva para el estómago.