Realiza una reflexión acerca de los dos principios de intervención Estadounidense (El destino Manifiesto y La Doctrina Monroe) y explica el impacto que generó su aplicación en América Latina.
POR FAVOR, LO NECESITO URGENTE
Respuestas a la pregunta
La “Doctrina Monroe” es sin duda uno de los grandes temas de la historia de las Relaciones Internacionales del continente americano. Originalmente formó parte del mensaje anual del presidente norteamericano James Monroe al Congreso de los Estados Unidos. El mensaje contenido en el discurso señaló ideas que ya estaban establecidas en la política exterior de los Estados Unidos. Básicamente la idea de la separación geográfica, política, económica y social del Nuevo Mundo con respecto al Viejo Continente, destacando los intereses americanos, los cuales se originaron mucho antes de la independencia norteamericana de Gran Bretaña.
Un poco de Historia
Gracias a la declaración de Monroe, Estados Unidos daba el gran paso al declarar que Europa no debía interferir en los asuntos de América. Y la idea de Monroe de lo que constituía los asuntos americanos de todo el hemisferio occidental era realmente expansiva.
Es así como los Estados Unidos se convierte en una especie de poder absolutista dentro de América, dando la espalda al viejo continente y otorgándose la autoridad moral para expandirse a la fuerza y convertirse en una potencia mundial, primero al conquistar el Oeste y la guerra contra los indios, luego contra México y Texas. No consideraban su expansionismo como política exterior sino que lo hacían con la conciencia tranquila, es decir que la política exterior de los Estados Unidos consistiría en no tener política exterior
se realizándose miles de investigaciones, deducciones y pruebas de todo tipo que llevaron a la realización de documentales Todos sabemos que el Estado, como bien dice Michell Albert en su libro Capitalismo contra capitalismo: “(…) sirve a los grupos de presión, y estos con frecuencia los componen empresas y corporaciones (…)”, puesto que son estas empresas y corporaciones las poseedoras de capacidad económica y organizativa suficientes para influir en la gestión pública y la generación de políticas para inclinar la balanza a su favor, e incluso, llegar a desestabilizar el mercado y hasta algún pequeño país o gobierno que les sea adverso, aun por encima de la generación de conflictos, golpes de estado, invasiones, pobreza y hambre.
¿Quién es realmente el causante de todos estos hechos que han provocado ruinas, conflictos bélicos, homicidios en masa, invasiones, hambre, pobreza y desolación, crisis a nivel mundial, culpas a terceros, tomas de gobiernos e implantaciones de leyes marciales, juicios militares y tantos otros dramas que hoy son moneda corriente en todo el mundo, ese mundo al que llamamos civilizado? Tal vez algún día podamos obtener respuestas a tantas preguntas, o quizás nunca. Y en no muy largo plazo nos veamos inmersos en este mundo que ya está globalizado en muchos aspectos. Inmersos en esas 4 o 5 zonas que a su vez son gobernadas por un único Gobierno, un Gobierno mundial, bajo una misma moneda impuesta por los intereses de los Norteamericanos, como el Amero, cuya imagen en uno de sus lados curiosamente es el continente americano, es así como surge esa gran pregunta que todos nos hacemos hoy, ¿a dónde irá a parar este mundo conflictivo y loco en el que vivimos? Esta es la pregunta que me formulo todos los días, cuando veo las noticias que llegan de todos los rincones del planeta, cuando veo como se terminan recursos y fauna que antes eran comunes, cómo se generan guerras de poder e intereses.
¿Tendrán razón todos aquellos, quienes ven el futuro de nuestro planeta con preocupación y desconfianza?, Quizás la solución no se encuentre en la idea de un mundo globalizado y bajo un único gobierno, sino en ideales tal vez utópicos, como el que propone Samir Amin en su libro sobre el capitalismo en una época globalizada, tan convulsionada como la que nos ha tocado vivir.
Tal vez Manuel Castells Olivan, sociólogo español, tenga razón: “Los estados-nación sobrevivirán, pero no así su soberanía”.
O también las reflexiones del gran ícono de la sociología Max Webber “es un mundo que no tiene solución”