Historia, pregunta formulada por Andres0009, hace 1 año

Realiza una breve narracion sobre la Gaitana

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Contestado por joellive201320pawghz
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Respuesta:

La Gaitana, cacica (siglo XVI).

Cacica indígena colombiana que vivió en Timaná en la primera mitad del siglo XVI. Dio muerte al conquistador Pedro de Añasco después de que éste matara a su hijo ante sus propios ojos e intervino en la sublevación general dirigida por Pigoanza hasta convertirse en leyenda popular y heroína de los yalcones.

Monumento a La Gaitana. Neiva (Colombia).

La Gaitana protagonizó un episodio de la conquista de Colombia que generó una leyenda histórica aceptada como prototipo de la resistencia indígena a la invasión española. El hecho histórico lo refiere el cronista fray Pedro Simón, quién señaló que Sebastián de Belalcázar en su marcha descubridora al país de los chibchas (véase Nuevo Reino de Granada) alcanzó Neiva y desde allí envió de regreso al sur al capitán Pedro de Añasco, para que fundara una población que sirviera de enlace entre los valles de Popayán (donde habia fundado Popayán y Cali) y del Magdalena. El capitán cumplió el mandato y en diciembre de 1538 erigió la población de Guacayo, llamada luego Timaná, por el nombre indígena de la región donde estaba enclavada. Añasco sometió superficialmente a los indígenas comarcanos, llamados yalcones, uno de los muchos pueblos caribes de la zona. Fue luego a Popayán para presentar obediencia a Lorenzo de Aldana, que había llegado como gobernador de Francisco de Pizarro, ya que Belalcázar, su subordinado, había partido para España desde Cartagena con objeto de reivindicar sus derechos sobre el Nuevo Reino de Granada (frente a Gonzalo Jiménez de Quesada y Nicolás de Féderman).

Aldana confirmó a Añasco como gobernador de Timaná, y le dio ordenes de terminar de conquistar a los naturales y proceder a su reparto. Para esto último convocó a los caciques en Timaná, lo que produjo enorme hostilidad entre los naturales. Uno de los caciques más importantes, cuyo nombre se ignora, se negó a presentarse. Añasco mandó prenderle y quemarlo vivo, como escarmiento, en presencia de su propia madre, que le suplicó mil veces piedad. La indígena era, según Simón, “una india viuda llamada La Gaitana (no sé si por nombre propio o puesto por los nuestros, desde los primeros que pisaron aquellas tierras). Era esta una gran señora a quien obedecían con gran puntualidad gran número de vasallos, emparentada con los más principales de ellos, que tenía sólo un hijo mancebo, de buena edad, obedecido de todos como a ella”.

La Gaitana juró vengarse por el bárbaro asesinato de su hijo y recorrió las parcialidades indígenas promoviendo una sublevación, que acaudilló el cacique Pigoanza. Añasco trató de abortar la rebelión y partió contra los naturales al frente de algunos de sus hombres. Los indígenas cayeron sobre ellos y les dieron muerte, excepto a seis, que lograron salvarse, y al propio Añasco, que cayó prisionero. Fue entregado a La Gaitana, quien según el citado Simón, mandó “sacarle los ojos, para con esto acrecentarle los deseos de la muerte; horadóle luego ella (La Cacica) por su mano por debajo de la lengua y metiéndole por allí una soga y dándole un grueso nudo, lo llevaba tirando della de pueblo en pueblo, y de mercado en mercado, celebrando todos la victoria, hasta que habiéndosele hinchado el rostro con monstruosidad y desencajadas las quijadas por la fuerza de los tirones, viendo se iba acercando a la muerte, le comenzaron a cortar, con intervalos de tiempo, las manos y brazos, pies y piernas por sus coyunturas, y las partes pudendas, todo lo cual sufría el esforzado capitán con paciencia cristiana, ofreciendo a Dios su muerte, hasta que le llegó en medio de tan intolerables angustias”.

Los yalcones atacaron luego Timaná, donde gobernaba Juan del Río con sólo noventa hombres. Fueron rechazados, pese a las enardecidas arengas de La Gaitana, que participó en la acción como combatiente. La cacica se marchó entonces a otros pueblos indígenas cercanos, instándoles a una rebelión general. Se sumaron a ella los paeces, los aviramas y los guanacas, pueblos de Tierradentro. Unos 15.000 guerreros volvieron a atacar Timaná, que Juan del Río pudo defender con mucha dificultad gracias al uso de la caballería. Tras la retirada de los naturales se pensó en abandonar la ciudad, pero finalmente se decidió mantenerla, reforzada con unos pobladores venidos de Neiva con el nuevo gobernador Juan de Cabrera, sucesor de Añasco.

Cuando Cabrera hizo un llamamiento a los indios pidiéndoles que acudieran a Timaná para la reedificación de las casas, los naturales acudieron pensando que el nuevo gobernador habría aprendido la lección de sus antecesores. Sin embargo, Cabrera actuó del mismo modo que Añasco y Del Río, mandando matar a los que se presentaron en la ciudad, lo que produjo otra nueva rebelión y el despoblamiento de la región, completado por las entradas de Juan de Ampudia.

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