realice un ensayo de la utilidad de la Historia
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La Historia es una ciencia o, si se prefiere reservar este
nombre para un enunciado riguroso de leyes, un ámbito de
conocimientos que se adquieren por medio de la investigación.
·Pero ésta no concluye, como sucede con algunas ciencias, con
la obtención de datos, depurados y exactos, ni con la inserción
de éstos en series coherentes y significativas. Casi podríamos
afirmar más bien lo contrario; que con la adquisición de los
datos comienza la auténtica tarea del historiador, la cual no
concluye hasta que expone los resultados o las explicaciones
que extrae de tales datos. Inevitablemente sucede también que
la exposición histórica es resultado de una operación individual
o de equipos reducidos; por tanto, la selección de datos que
concurren a ella, la interpretación de los mismos y las preguntas
que s~ formulan al p·asado, se encuentran afectadas de subjetivismo. Soy yo, historiador, quien en definitiva he elegido el
tema objeto de la investigación, planteado las cuestiones y buscado las preguntas que estimo verdaderas.
Desde luego, esta afirmación plantea dudas que espero resolver en parte con este ensayo: ¿qué grado de certeza puede
atribuirse a una exposición histórica? Algunas veces los propios
historiadores nos sentimos invadidos por una cierta angustia
al pensar qué, acaso, todas las interpretaciones que ofrecemos
existen sólo a partir de una operación producida en el interior
de nuestra conciencia. Para Edward Hallet Carr esto resulta tan
evidente que niega cualquier posibilidad de hacer histo~ia objetiva; toda ella se encuentra teñ.Ída por ideologías previas. Collingwood sostenía antes que él una postura en cierto modo seme-
jante; pero añadía que el subjetivismo era, precisamente, lo
que daba valor a todo nuestro conocimiento histórico.
Tenemos, por una parte, la realidad de lo histórico, que
pertenece a la existencia. Consideramos como tal a cuanto sucede que tenga relación con el hombre. En cierto sentido podríamos considerar a lo histórico como objeto externo cognoscible
en relación con el historiador, al igual que sucede con otros campos del conocimiento científico; pero en otro sentido no, puesto
que el hombre es el protagonista del suceder histórico y, además, destinatario del mismo. Aquellos sucesos que ignoramos
por falta de testimonios es como si no hubiesen existido jamás.
Y, sin embargo, sabemos que han venido actuando de alguna
manera.
Tenemos también, por otra parte, el conocimiento que poseemos a partir de dicha realidad. A éste es al que llamamos
Historia. Es un conocimiento que se confiesa de antemano
parcial, puesto que se consigue a través de los testimonios,
de los cuales sólo una parte pequeña ha podido sobrevivir a
los azares del tiempo. Para interpretar los datos y explicar
con ellos los sucesos--que no consiste en otra cosa la exposición-, cada historiador debe ordenar series coherentes de noticias y reflexionar sobre ellas. Hay en esta operación, insistamos una vez más, considerable dosis de subjetivismo. Conviene llamar la atención sobre un punto: no debemos confundir, como a menudo se hace, subjetivismo y parcialidad; el
historiador, cuando lo es de verdad, trata de ser imparcial
para proporcionarse un conocimiento válido y verdadero y no
de engañarse a sí mismo.
Ningún historiador puede permanecer aislado de las condiciones de tiempo y lugar en que se produce su propia experiencia
humana. Ante sus ojos, el suceder histórico es como el fluir
de una corriente que conduce a su aquí y ahora. No es un
término de llegada. No cree que la corriente vaya a detener
su curso, ni tampoco que su propio tiempo constituya el más
alto logro del espíritu humano, como algunos optimistas llegaron a pensar años atrás. Se trata de que el futuro, en cuanto
que permanece para él desconocido, falto de testimonios, queda
fuera de su campo de conocimiento.
Explicación: