Biología, pregunta formulada por andersonmaigua, hace 11 meses

Realice un ensayo de 100 palabras, en el que se plasme lo que usted sentiría si le faltara un órgano de los sentidos.

Respuestas a la pregunta

Contestado por adrianamoraleselias
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Respuesta:

Explicación:

Los seres humanos comprendemos nuestro entorno, reaccionamos ante él y sobrevivimos a sus peligros gracias a nuestros sentidos. Perder uno de ellos puede significar un impacto de proporciones inimaginables en la vida y en la manera de ser de cualquier persona. Quedarse ciego o sordo, por ejemplo, trastoca la manera de percibir el mundo, de entenderlo y, por ende, de vivir en él. Estos traumas, sin embargo, son superables gracias a la capacidad de adaptación de nuestro cuerpo, que desarrolla habilidades que permiten a un impedido valerse por si mismo. Pese a esta certeza, ¿es verdad que, al perder un sentido, los demás se potencian? Una persona ciega, ¿ve incrementada su capacidad auditiva? Un sordo, ¿ve mejor? ¿Realidad o mito?

Esta aseveración, conocida por la inmensa mayoría de personas, es cierta y así lo confirma el trabajo de Guillermina López-Bendito, investigadora principal del Instituto de Neurociencias de Alicante y responsable del Laboratory of Cellular & Molecular Mechanisms of Brain Wiring (Laboratorio del mecanismo celular y molecular de las conexiones cerebrales). La titular del CSIC, cuya investigación sobre la materia ha logrado un prestigioso proyecto europeo para trabajar en este campo, recuerda que este axioma, que “se lleva viendo desde hace más de 40 años”, “tiene una base cerebral” y científica. “Casi todo el mundo en la calle sabe, o ha oído, que los ciegos perciben mejor los estímulos sensoriales provinentes de los otros sentidos, como el auditivo o el somatosensorial”, que comprende los centros de recepción y proceso de estímulos tales como el tacto, la temperatura, la propiocepción (sentido que permite saber la posición de los músculos y de las partes del propio cuerpo) y la nocicepción (capacidad de sentir dolor).

“Cuando la pérdida de un sentido tiene lugar de forma temprana, durante el desarrollo, el cuerpo humano experimenta cambios cerebrales importantes”, destaca López-Bendito. “Se sabe, por ejemplo, que la corteza cerebral que debería procesar los estímulos del sentido perdido, por ejemplo, el visual o el auditivo, procesan otra información sensorial. En el caso de los ciegos, el área cerebral encargada de procesar estímulos visuales procesa información auditiva o somatosensorial”.

Este, sin embargo, no es el único cambio que tiene lugar en el cerebro de alguien que pierde uno de los sentidos. No solo queda modificada la corteza cerebral que debería ser responsable de procesar la información percibida por el órgano privado, “sino que también lo hacen las otras cortezas. Por ejemplo: en los ciegos, la corteza auditiva y la somatosensorial son más grandes”, detalla, haciendo que, de forma simplificada, tengan más desarrollado el oído y el tacto.

Este proceso es mucho más claro en edades tempranas que en adultos, ya que la plasticidad cerebral de éstos existe, pero es menor. “El cerebro es plástico pero hasta un punto –destaca la investigadora del CSIC-. Esto, sin embargo, está en controversia, porque hay estudios recientes que muestran que el cerebro adulto también tiene plasticidad, también hay síntomas y signos de que se adapta. Pero, ¿cuánto? No se sabe. Y, ¿cómo de comparable es con la adaptación que existe en fases tempranas? Significativamente menor, pero existente”.

“El cerebro se adapta, y es una adaptación preciosa”, concluye López-Bendito. Este órgano, el más desconocido y complejo del ser humano, capaz de encerrar tras de sí universos de conocimiento, de adaptarse y modificar su conducta para sobrevivir, impulsa la vida humana y proporciona herramientas para superar todas las dificultades planteables. Gracias a su estudio, exploración y comprensión, el ser humano es capaz, día tras día, de comprenderse a si mismo.

 

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