Realice un cometario de qué aspectos positivos posee la parábola del Hijo Prodigo. Destacando las características del Hijo que se fue de la casa, del hijo que quedó en la casa y del Padre.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El tema es, el hijo equivoco el camino, y gozo de los bienes del padre, pero se terminaron. Y sufrió y arrepentido volvió.
El padre, lejos de reprochar su conducta, al verlo arrepentido y necesitado, fue a buscarlo e hizo una fiesta por su regreso
Esto nos quiere decir que el Señor con su inmensa misericordia, cuando nos alejamos de Él espera nuestro regreso y si nos arrepentimos y conseguimos perdón (hoy por el sacramento re reconciliación) nos espera con los brazos abiertos y hace una fiesta cada vez que regresamos a El.
Explicación:
Por la pretensión de recibir su parte de la fortuna paternal, rompe sus relaciones filiales con el padre. Porque según las leyes judías esta pretensión era imposible e insolente. Al hijo pródigo le falta así totalmente el amor y la obediencia a su padre.
Y después emigra con su parte de la fortuna paterna y la malgasta hasta el último centavo.
Bajo el peso de esta culpa, hay que ver la actitud del padre: El padre no deja que el hijo haga todo el camino, sino que sale a su encuentro. Tampoco le deja terminar su acusación, ni le reprocha nada.
Sino lo besa como signo de perdón. Le da sandalias, que distinguen al libre del criado. Hace vestirlo con el mejor traje, como honor extraordinario. Y le regala, incluso, un anillo - expresión del poder que le confiere. Así le sigue considerando como hijo y celebra con una fiesta su vuelta a la casa.
En el padre de esta parábola, Cristo quiere mostramos la imagen de Dios Padre. Y esta actitud del Padre celestial se puede comprender sólo desde su amor paternal. Porque sabemos que todo el actuar de Dios es motivado y conducido por amor y mediante amor.
Pero nosotros, quizás, confiamos demasiado en el amor justiciero de Dios: que Él nos ama en razón de nuestros esfuerzos y méritos propios. Contamos con nuestro ser bueno, para recibir el amor de Dios, para recibir nuestra recompensa bien merecida.
Pero cuando somos sinceros, debemos declaramos como siervos inútiles (Mt 25, 30). Así debemos reconocer siempre de nuevo que somos pecadores, que quedamos con nuestras limitaciones y debilidades, que no logramos superarlas a pesar de todos nuestros esfuerzos. Entonces comprendemos que tenemos que vincular nuestra miseria personal con la misericordia de Dios.
Porque lo más profundo del amor paternal de Dios es su misericordia. Él ama a sus hijos no tanto por sus méritos, sino porque es Padre. Él no quiere más que amar a sus hijos sin límites.
Un verdadero padre no abandona, cuando uno de los suyos está en la miseria. Al contrario, entonces lo ama con preferencia, porque sabe que necesita del padre, sobre todo en esa situación difícil. Así lo hace el padre en la parábola con su hijo perdido. Así lo hace el Padre celestial con nosotros, sus hijos.