QUIERO UN DIALOGO LARGO DE UN Dia de paseo FAMILIAR
Respuestas a la pregunta
Luego de un largo e incomodo viaje (puesto que íbamos como sardinas en latas en el vehículo de mi padrastro), por fin llegamos a un pequeño poblado llamado Pizarrete, en Baní.
El paisaje era espectacular, el verdor de los árboles y el reluciente sol daban la bienvenida a lo que sería un día inolvidable.
A medida que nos acercábamos a nuestro destino final, la casa de unos amigos de mis padres, un riachuelo caudaloso bordeaba todo el camino, por lo que mis hermanos y yo estabamos seguros de que la diversión sería un elemento importante en este día.
Desmontamos nuestras cosas con gran emoción y entramos al área de la casa, que bordeada por el riachuelo y adornada con enormes árboles frutales, visualmente ponía fin al calorífico trayecto.
Saludamos y pasamos, curiosos, a caminar por toda el área. La cocina, alejada de la casa, con grandes “fogones” en los que descansaban enormes calderos negros y tiznados, donde se cosía lentamente lo que sería nuestro almuerzo.
Me asombró ver como diestramente y con una gracia peculiar, el personal de la casa movía con agilidad aquellos calderos con enormes cucharas talladas en madera.
Sin perder tiempo nos acomodamos y nos preparamos para un refrescante baño en el río, donde estuvimos hasta que fuimos avisados que el almuerzo estaba listo. Hambrientos salimos a la terraza y compartimos con amigos y vecinos un sabroso moro de habichuelas negras con carne de chivo, tesoro que protegían aquellos impresionantes calderos negros.
Al finalizar el almuerzo, compartimos canciones y cuentos con los amables anfitriones. Todos reíamos a carcajadas, realmente fue muy divertido.
Con este paseo al campo pude comprobar que sin TV y juegos de nintendo también nos podemos divertir.