.-¿Quiénes fueron Galileo Galilei y Miguel Servet y de qué fueron acusados?
Respuestas a la pregunta
Explicación:
Como muchos sabrán, Galileo Galilei era uno de los eruditos más importantes del momento. Un período en el que la ciencia, que había avanzado a pasos agigantados con la Reforma, estaba en una pequeña etapa de parón creador por la firmeza con la que la Iglesia Católica estaba, Contrarreforma mediante, bloqueando el avance intelectual, sobre todo de Europa, que pudiera poner en jaque su visión de la religión como fuente del saber.
Dentro de este contexto, Galileo fue una mente brillante así como un hombre con una personalidad de lo más fuerte. Era narcisista, egocéntrico y no soportaba a los ignorantes que no defendiesen las ideas científicas. Pero también era un genio.
Entre sus primeras acciones más importantes, potenció un nuevo artilugio flamenco que estaba causando sensación en el mercado de Venecia, una lente que aumentaba la visión hasta para ver perfectamente a la gente en los barcos en alta mar desde las azoteas de los campaniles de la ciudad. Galileo vio su potencial y añadió en 1609 muchos más aumentos a esos catalejos. Creó el primer telescopio y empezó a ver cosas que nunca nadie podría imaginar.
Galileo fue el primero en conocer que la superficie de la luna no era lisa, sino rugosa. Dibujos de la superficie lunar de 1609.
Del fin del heliocentrismo y el método científico
Vio las estrellas, mucho más cuantiosas de lo que la gente creía. Vio de cerca la superficie de la luna, los planetas, e incluso descubrió algunos nuevos que los eruditos de todas las épocas anteriores no habían podido contemplar. Y también vio cómo giraban los planetas. Se dio cuenta de que las órbitas no era el sistema de esferas como la que había reproducido Giovanni Dondi de Padua. Tampoco las rotaciones eran redondas, como se había pensado, sino elípticas. Y sobre todo, vio que Copérnico había tenido razón y Aristóteles, Ptolomeo y la Biblia estaban del todo equivocados.
Sí, es la tierra la que se pliega a la fuerza del sol. No es el mundo el centro del universo sino una parte más, periférica, diminuta, de la creación. Todo esto lo descubrió gracias a su otra gran contribución a la historia: el método científico. Para él, el telescopio era un instrumento de investigación, no sólo de navegación.
Pensó más allá de su situación concreta y se dio cuenta de que es a través de las herramientas con las que se registran los datos de la realidad por las que debemos hacer las teorías sobre lo que nos rodea. A partir de entonces, lo válido en las ciencias es la experimentación y los resultados. La primera obra hecha enteramente bajo los preceptos del método científico la publicó en 1610: El mensajero sideral. El libro fue una sensación para todo el mundo. Para todo el mundo menos para la Iglesia. En 1613 empezaron a tomar notas.
Galileo en la Universidad de Padua demostrando las nuevas teorías astronómicas. Félix Parra, 1873.
La importancia de dejar bien claro el pie de la letra
En febrero de 1616 el Vaticano le hizo llamar. Le advirtieron de que no estaban nada conformes con sus ideas y le avisaron de que tenía prohibido defender el sistema copernicano del mundo. Galileo era un buen cristiano, creyente de los preceptos católicos, pero no entendía cómo no aceptaban que desde hacía tiempo la Biblia era una fuente de sabiduría metafórica y no literal.
Para él la ciencia no eran más que las leyes naturales bajo las que Dios manifestaba su creación. Pero los inquisidores creían que tal precepto infringía el derecho de Dios a hacer funcionar el universo de forma milagrosa. Galileo no convenció a los religiosos y tuvo que aceptar su orden.
Y el científico pensó para dentro, sin decírselo a sus censores: “de acuerdo, no escribiré sobre mis teorías científicas acerca de cómo el mundo gira alrededor del sol. Pero no me habéis dicho nada de que no pueda publicar ficción”. Y eso es lo que hizo. En 1630 empezó a escribir Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo.