Quiénes En qué medida se integraban la sociedad minera
Respuestas a la pregunta
Explicación:
los últimos años, la historiografía minera en México se ha ocupado de los problemas que tienen que ver con regiones económicas, grandes empresas y acaudalados empresarios, formación e inversión de capital, producción de minerales e insumos, proceso y mercado laboral, conflictos de trabajo y movimientos sociales. Por dichos estudios tenemos un panorama muy completo en estos aspectos. Sin embargo, son escasos los trabajos donde se examinan las características de las poblaciones mineras.
Este estudio pretende analizar algunos rasgos generales de la estructura ocupacional de los trabajadores mineros de Real del Monte, para lo cual confrontaremos las peculiaridades de la población y relacionarlos con el proceso productivo minero. Hemos elegido el periodo que va de finales del siglo XVIII a mediados del XIX porque consideramos que durante esta etapa es factible distinguir los cambios y persistencias de la industria minera relacionados con la distribución de la mano de obra, organización de la producción y articulación con otras actividades económicas.
Las fuentes consultadas para este trabajo son padrones levantados en Real del Monte, el de milicias de 1791 y otro de población masculina de 1865. El primer padrón formó parte del proyecto de reorganización de las milicias y por ello hace énfasis en aspectos referentes a la complexión física de los habitantes y su origen étnico. El segundo padrón tenía como objetivo el cobro de la contribución “local de capitación” a todos los hombres mayores de 18 años. Dicha ley estableció una cuota mensual equivalente a la retribución de un día de trabajo. Este documento fue acompañado del censo de Fincas Rústicas y Urbanas, así como el de Establecimientos Industriales y Giros Comerciales.
Un pueblo minero
El municipio de Real del Monte se localiza a unos 100 km de la ciudad de México. Es una región en forma de herradura, la cual se abre hacia el noreste. Está rodeada por la sierra de Pachuca; al suroeste se encuentra el estrecho y árido valle de Azoyotla y al extremo opuesto el profundo valle del río de Omitlán. En esta agreste geografía, desde tiempos muy remotos, los pobladores se dedicaban a la minería de metales argentíferos.
La fecha de fundación de Real del Monte continúa siendo un misterio, como la mayoría de los pueblos mineros del país. Según Teodomiro Manzano, las vetas fueron trabajadas en la época prehispánica, pero su explotación no generó un asentamiento de gran importancia y mucho menos permanente.1 Un documento anónimo del siglo XVI atribuye el descubrimiento, en 1552, a Alfonso Pérez Zamora.2
Durante su historia, la población encontró acomodo en las faldas de los montes y se acostumbró a vivir entre una niebla densa. Las casas eran construidas con adobes, cubiertas con tejamanil; éstas no guardaban ningún orden o sentido en el espacio, sólo se agrupaban o dispersaban según las necesidades de las minas. El caserío se expandía, en forma escalonada, a lo largo de una amplia cañada, con calles tan empinadas, retorcidas y estrechas que dificultaban el tránsito. Es evidente que este paisaje no difería mucho del que tenían otros centros mineros del país u otras partes del mundo.
La historia colonial de las minas de Real del Monte es muy conocida por la cuantiosa fortuna acumulada por Pedro Romero de Terreros, conde de Regla, quien se convirtió -según sus biógrafos y admiradores- en uno de los hombres más ricos y poderosos de Nueva España. Entre sus propiedades se contaban numerosas haciendas de ganado y cereales; muchas de ellas habían pertenecido a la Compañía de Jesús. Para abastecer a sus minas de ciertos insumos, poseía varias salinas y hasta barcos para su transportación. Gracias a su fortuna logró adquirir tres títulos de nobleza para beneficiar y darle abolengo a su familia. Su relación con las autoridades siempre fue en muy buenos términos, inclusive llegó a regalar dos navíos de guerra a Carlos III para combatir a los ingleses y ayudó a las finanzas de la Corona con varios préstamos. En la actualidad, el conde es recordado por haber fundado el popular Monte de Piedad.3