Ciencias Sociales, pregunta formulada por lorenaroseroa, hace 1 año

quien paso a tener el poder economico en el pais

Respuestas a la pregunta

Contestado por genepooh21
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Quién tiene más poder, el Gobierno o los bancos?: Los bancos, responden mayoritariamente los ciudadanos. Y sin embargo, los mismos que opinan que la responsabilidad de lo malo que les sucede está en el poder económico castigan al poder político cuando votan. Esto es lo que les ha sucedido a los socialistas en las pasadas elecciones municipales y autonómicas: han sido golpeados por su gestión de la crisis económica. Los dos principales cambios que se han producido en la política española en los últimos meses, antes del resultado de los comicios del 22-M, han sido la emergencia, con carácter general y con una fuerza inusitada, de un nuevo poder fáctico denominado ampliamente "los mercados" (que explica, en parte, el movimiento de los indignados) y la falta de credibilidad del presidente del Gobierno, hiciese lo que hiciese o diera lo que dijera. Al primar la gestión de la crisis, se debilitó el sustrato ideológico del proyecto socialistaADVERTISEMENT La política del PP ha sido la de "esperar y ver" y la ausencia de alternativa programática La potencialidad de ese ente abstracto denominado "mercados" como actor principal de la vida pública, se manifiesta en la medición de la calidad de la democracia que todos los años hace un grupo de expertos para el Informe sobre la democracia en España (IDE), de la Fundación Alternativas. En esa medición se analiza hasta qué punto las instituciones democráticas y los sectores políticos responden a los ideales de la democracia representativa, siguiendo dos principios básicos: el control ciudadano sobre los políticos y las decisiones políticas, y la igualdad en el acceso a la esfera política de todos los ciudadanos para ejercer ese control. Pues bien, en la correspondiente al último año se multiplica el desgaste para la democracia española de la incapacidad del Ejecutivo para poder sacar adelante sus políticas sin la interferencia de los poderes económicos y las instituciones internacionales. En parte como consecuencia de ello, la confianza de los ciudadanos en los principales actores políticos, Gobierno y oposición, nunca ha sido tan baja como hasta ahora: este es el primer año en el que la clase política, según los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), ocupa uno de los tres primeros problemas de los españoles. La ausencia de credibilidad de ZP ha venido determinada por el tardío reconocimiento de los problemas económicos (siempre ha ido por detrás de las dificultades) y por las medidas contradictorias -contradictorias al menos para la mayoría de los ciudadanos, ya que la Gran Recesión ha tenido desde su comienzo distintas caras que exigían medidas reactivas de distinta naturaleza en cada coyuntura- adoptadas para paliar sus peores efectos. ZP ha tenido una virtud que ha devenido en su peor defecto: defender con la misma vehemencia unas medidas (por ejemplo, la necesidad de planes de estímulo keynesiano para cortar la sangría del desempleo en los peores momentos, que suponían un incremento de la inversión y del gasto público, aunque generaban un déficit de dos dígitos) que las contrarias (la estabilización fiscal, la eliminación de ayudas a las familias y a los parados de larga duración, la congelación de las pensiones, la reducción del sueldo de los funcionarios...) en la fase de la crisis en la que el problema principal eran los ataques contra la deuda soberana. ¿Cuál es el verdadero Zapatero, el primero o el último? ¿Qué representa mejor sus convicciones, la reforma laboral aprobada por decreto que provocó una huelga general, o aquellas declaraciones en las que aseguraba que no se aprobaría ninguna de las reformas estructurales pendientes sin un acuerdo de los agentes sociales? La percepción mayoritaria ha sido la de un Zapatero bipolar en materia económica y, sobre todo, sometido -una vez que no pudo mantener por más tiempo la dirección de su política económica- a los intereses de sus socios europeos y al diktat de los mercados.
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