Exámenes Nacionales, pregunta formulada por yeil000, hace 28 días

quien me podira relatar el cuento del obispo completo doy corona y puntos ​

Respuestas a la pregunta

Contestado por ANDREAG548
2

Aqui te dejo el cuento completo

En la comisaría principal de la pequeña ciudad de Torreroca, a la detective Piñango le llegó la noticia de una muerte que había conmocionado a gran parte de la ciudad. El obispo de la Basílica Mayor de la ciudad había muerto en extrañas circunstancias.

El padre Henry era muy querido por la comunidad. Los miembros de ésta destacaban sus constantes labores altruistas en pro de la población, además de su capacidad para integrar las distintas creencias del pueblo.

La detective Piñango recibió el informe de la autopsia, que indicó que el padre Henry había muerto súbitamente, pero que no había indicios de asesinato.

Este informe lo firmó la forense Montejo, reconocida profesional de gran

prestigio en Torreroca

Sin embargo, Piñango desconfiaba.

― ¿Qué crees tú, González? ―preguntaba la detective a su compañero de

labores.

―En efecto detective, hay algo que suena raro.

Piñango y González acordaron entonces trasladarse hasta la casa parroquial, donde residía el sacerdote. Aunque no tenían una orden judicial para entrar, los policías se entrometieron en el hogar.

― ¿Qué son todas estas figuras, Piñango? ―preguntó González, incrédulo de lo que veía.

―Sin lugar a dudas, son imágenes budistas. Buda está en todas partes ―

contestó.

― ¿Pero el padre Henry no era católico? ―cuestionó González.

―Eso tenía entendido.

A la detective Piñango le pareció sumamente sospechosa la presencia de un pequeño frasco al lado de la cama del párroco. En el envoltorio decía que eran unas gotas de sándalo.

Piñango se llevó el frasco para analizarlo en la comisaría. Los resultados

fueron inconfundibles: lo que contenía el frasco era arsénico, ¿pero quién podría haber asesinado al padre Henry? Todas las dudas recayeron en la comunidad budista de Torreroca.

Piñango y González se acercaron a la tienda de productos budistas que se encuentra diagonal a la plaza Mayor.

Cuando entraron, la dependienta se metió en la parte trasera a buscar algo,

pero no regresó. Piñango se dio cuenta y salió a la calle, donde comenzó una persecución

― ¡Detente! ¡No tienes escapatoria! ―gritó. En cuestión de minutos logró

capturar a la encargada.

La mujer que atendía la tienda budista respondía al nombre de Clara Luisa Hernández. Rápidamente, después de su detención, confesó su crimen.

Resulta que Clara Luisa, mujer casada, mantenía una relación sentimental con el padre Henry. Éste le comunicó que ya no quería seguir con la misma y ella decidió asesinarlo.

Contestado por nurianolasco
1

Respuesta:

amen

Explicación:

En la comisaría principal de la pequeña ciudad de Torreroca, a la detective

Piñango le llegó la noticia de una muerte que había conmocionado a gran parte

de la ciudad. El obispo de la Basílica Mayor de la ciudad había muerto en

extrañas circunstancias.

El padre Henry era muy querido por la comunidad. Los miembros de ésta

destacaban sus constantes labores altruistas en pro de la población, además

de su capacidad para integrar las distintas creencias del pueblo.

La detective Piñango recibió el informe de la autopsia, que indicó que el padre

Henry había muerto súbitamente, pero que no había indicios de asesinato.

Este informe lo firmó la forense Montejo, reconocida profesional de gran

prestigio en Torreroca

Sin embargo, Piñango desconfiaba.

― ¿Qué crees tú, González? ―preguntaba la detective a su compañero de

labores.

―En efecto detective, hay algo que suena raro.

Piñango y González acordaron entonces trasladarse hasta la casa parroquial,

donde residía el sacerdote. Aunque no tenían una orden judicial para entrar,

los policías se entrometieron en el hogar.

― ¿Qué son todas estas figuras, Piñango? ―preguntó González, incrédulo de

lo que veía.

―Sin lugar a dudas, son imágenes budistas. Buda está en todas partes ―

contestó.

― ¿Pero el padre Henry no era católico? ―cuestionó González.

―Eso tenía entendido.

A la detective Piñango le pareció sumamente sospechosa la presencia de un

pequeño frasco al lado de la cama del párroco. En el envoltorio decía que eran

unas gotas de sándalo.

Piñango se llevó el frasco para analizarlo en la comisaría. Los resultados

fueron inconfundibles: lo que contenía el frasco era arsénico, ¿pero quién

podría haber asesinado al padre Henry? Todas las dudas recayeron en la

comunidad budista de Torreroca.

Piñango y González se acercaron a la tienda de productos budistas que se

encuentra diagonal a la plaza Mayor.

Cuando entraron, la dependienta se metió en la parte trasera a buscar algo,

pero no regresó. Piñango se dio cuenta y salió a la calle, donde comenzó una

persecución

― ¡Detente! ¡No tienes escapatoria! ―gritó. En cuestión de minutos logró

capturar a la encargada.

La mujer que atendía la tienda budista respondía al nombre de Clara Luisa

Hernández. Rápidamente, después de su detención, confesó su crimen.

Resulta que Clara Luisa, mujer casada, mantenía una relación sentimental con

el padre Henry. Éste le comunicó que ya no quería seguir con la misma y ella

decidió asesinarlo.

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