Quien fue más importante Belgrano o San Martin?Justificar
Respuestas a la pregunta
¿Belgrano o San Martín?
Puede parecer una disyuntiva absurda. Y de hecho lo es. Pero en los últimos tiempos es difícil no percibir en ciertas reivindicaciones al Creador de la Bandera una solapada toma de distancia respecto de la figura del general José de San Martín.
Pionero de esta postura fue un presidente progresista del período democrático abierto en 1983, que llegó a descolgar los cuadros del Libertador que habitualmente presidían los despachos oficiales para ubicar allí los de Manuel Belgrano.
Recientemente, y también desde la más alta magistratura del Estado, escuchamos la expresión de una preferencia: "Mi favorito es Belgrano".
Como no estamos hablando de cuadros de fútbol, el podio no tiene mayor sentido, salvo que se esté tratando de pasar algún mensaje subliminal.
Cabe aclarar de entrada que el primer indignado por esta "competencia" sería el propio beneficiario de las predilecciones manifestadas. Belgrano no tuvo ninguna duda acerca de quién era José de San Martín y por qué merecía el lugar que hoy ocupa en nuestra historia. El reconocimiento fue correspondido, además.
Estos dos destacados protagonistas de nuestras guerras de Independencia se admiraban aun antes de conocerse.
Cuando el Triunvirato decidió enviar a San Martín al Norte en auxilio de Manuel Belgrano, éste recibió la noticia con euforia. Desde Jujuy, le envió al general una carta, fechada el 25 de diciembre de 1813: "Mi corazón toma nuevo aliento cada instante que pienso que usted se me acerca porque estoy firmemente persuadido de que con usted se salvará la Patria y podrá el ejército tomar un diferente aspecto. En fin, mi amigo, espero en usted un compañero que me ayude y quien conozca en mí la sencillez de mi trato y la pureza de las intenciones que Dios sabe no se dirigen, ni se han dirigido, más que al bien general de la Patria y sacar a nuestros paisanos de la esclavitud en que vivían. Empéñese usted en volar si es posible, con el auxilio, y venir a ser no sólo amigo, sino maestro mío, mi compañero y mi jefe si quiere…".
A diferencia de otros dirigentes del momento, que fueron ingratos e injustos con Belgrano por los resultados negativos de su sin embargo heroica expedición al Norte, San Martín supo de inmediato con qué clase de persona trataba. Por eso, en marzo de 1816, lo recomendó para volver a conducir el Ejército del Norte: "En caso de nombrar quien deba remplazar a Rondeau, yo me decido por Belgrano; éste es el más metódico de los que conozco en nuestra América, lleno de integridad y de talento natural; no tendrá los conocimientos de un Moreau o Bonaparte en punto a milicia, pero créame que es lo mejor que tenemos en la América del Sud".
Belgrano merece todo nuestro reconocimiento, especialmente en tiempos en que la política no rebosa de ejemplos a emular. Fue valiente, patriota, humilde. Sacrificó su fortuna a la causa.
Lo que no se merece es ser usado para intentar opacar las glorias de otros, mucho menos las del general San Martín, un hombre al que admiró y del que quiso ser un soldado más.
Pero vivimos en tiempos políticamente correctos, en los que una determinada interpretación del pasado reciente lleva a una condena en bloque de todo lo que huela a militar.
Así, se vuelve indigerible el tener que reconocer como Padre de la Patria a un general, a un hombre enteramente formado en el ámbito militar, autor de la estrategia que le dio la victoria a las armas de las Provincias Unidas.
Así, se reivindica a Belgrano por el sólo hecho de que no era un profesional de las armas, en nombre de una lectura simplista y maniquea de nuestra historia que busca por un lado esconder todo yerro civil y, por el otro, menguar todo mérito militar.
En este nuevo aniversario de la creación de la bandera argentina, su creador merece un homenaje en sí mismo, sin segundas intenciones, a la altura de la generosidad que distinguió su trayectoria.