quien es jarvis alias T
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El brasileño Jarvis Chimenes Pavão llegó a convertirse en uno de los principales narcotraficantes de Suramérica, sucesor de una serie de capos en la estratégica frontera entre Paraguay y Brasil. Su ascenso y caída reflejan los cambios en la criminalidad en dicha frontera, que ha sido testigo del surgimiento de la temida pandilla brasileña PCC y de la gradual desaparición de los traficantes de vieja guardia, como Pavão.
Historia
Pavão nació en la ciudad fronteriza de Ponta Porã, en Brasil, ubicada justo al frente de Pedro Juan Caballero, ciudad paraguaya conocida por su alta actividad de tráfico. Comenzó su carrera criminal en la década de los noventa. En 1994, el futuro narcotraficante fue detenido con 25 kilos de cocaína en una ciudad costera del estado de Santa Catarina, Brasil, pero logró evadir su condena. Dado que los agentes federales de Brasil continuaron reuniendo evidencias de tráfico y lavado de dinero en contra suya, Pavão huyó a Paraguay y continuó avanzando en el narcotráfico.
Las autoridades paraguayas finalmente atraparon a Pavão en Concepción, departamento ubicado en la frontera, en el año 2009. Fue acusado y condenado a ocho años de prisión por cargos relacionados con asociación para delinquir y lavado de dinero, pero no por tráfico de drogas como tal.
Sin embargo, su captura no significó el fin de sus actividades de narcotráfico, pues durante mucho tiempo Pavão logró dirigir su imperio de tráfico de drogas desde la prisión debido a la inexistencia de controles carcelarios y a la profunda corrupción penitenciaria en Paraguay.
Luego de algunos informes de prensa iniciales en 2014, se conocieron los detalles de la lujosa vida de Pavão en la prisión de Tacumbú, en Paraguay, mediante informes de prensa de 2016 que produjeron escándalo. Más tarde el convicto narcotraficante diría que invirtió más de dos billones de guaraníes (unos US$450.000 en aquel momento) en reparaciones de la cárcel, y que incluso compraba alimentos para los internos, a cambio de un trato preferencial por parte de la administración penitenciaria.
La corrupción era tal que Pavão presuntamente llevó a cabo reuniones con sus colaboradores dentro de Tacumbú, para planear negocios de narcotráfico. Las dos condenas que finalmente estaba cumpliendo en Brasil —una de ellas in absentia— tenían que ver con esquemas de tráfico dirigidos desde cárceles paraguayas y distribución de estupefacientes en varios estados de Brasil.
Presionadas por el escándalo de los tratos preferenciales de Pavão, y tras el descubrimiento de explosivos en las paredes de Tacumbú, las autoridades paraguayas finalmente transfirieron al narcotraficante a un centro penitenciario controlado por la policía (Agrupación Especializada), en julio de 2016. Las imágenes del traslado, en las que se ve una aparatosa maniobra militar para sacar al capo de Tacumbú, dan cuenta de la preocupación de las autoridades de que Pavão pudiera movilizar hombres desde la prisión.
Sin embargo, dicha transferencia no logró detener las operaciones del capo de la droga, y se rumora que es desde la Agrupación Especializada en Asunción desde donde Pavão llevó a cabo su mayor hazaña criminal: el espectacular golpe propiciado a su rival Jorge Rafaat Toumani, alias “Sadam”.
En una noche de junio de 2016, una camioneta en cuya parte trasera se había instalado un arma antiaérea de 50 milímetros, pasó por delante del coche antibalas de Rafaat y su escolta de dos carros, lanzando ráfagas contra los tres vehículos. El rival de Pavão fue acribillado con 16 balazos, y el posterior enfrentamiento aterrorizó durante horas a Pedro Juan Caballero —la joya de la corona de los capos de la región—.
El asesinato, llevado a cabo con ayuda de miembros del Primer Comando Capital (PCC), que por entonces era aliado de Pavão, modificó por completo el panorama criminal en la frontera y marcó el comienzo del dominio de la pandilla brasileña en ese corredor clave para el narcotráfico.
Pavão fue finalmente extraditado a Brasil en diciembre de 2017, bajo impresionantes medidas de seguridad. Luego de su extradición, un funcionario de inteligencia carcelaria de Paraguay dijo en comentarios con El País:
“La frontera solía estar dominada por capos de la vieja guardia que operaban como empresas pequeñas. Considero a Pavão como un intermediario. No está ni adentro ni afuera. Está en la mitad. Es uno de esos narcotraficantes de la vieja guardia que no quieren problemas. No quieren sangre, quieren tranquilidad y nada más. Es por eso que él es bueno con el Estado y con los criminales”.
Además de la condena in absentia en 2014, una corte brasileña condenó al capo a más de 13 años de prisión en 2018, por un segundo esquema de tráfico de drogas que dirigió durante su encarcelamiento en Paraguay.