qué vanguardia de pintura aprovecha la línea y ofrece pinturas agresivas con formas compuestas de rayos?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La pintura del paisaje nace con propia personalidad en esta época. Hasta el siglo XIX el paisaje había sido una realidad exterior y circundante. En este siglo el paisaje es la posibilidad para el pintor de expresar unos sentimientos íntimos. Es un paisaje lírico, nada objetivo, que supone la existencia de un espectador que lo interpretó. Es un paisaje muy influido por la pintura barroca de los Países Bajos. Es un paisaje de cielos brumosos y cargados de tormentas, dramáticos, de tempestades, inundaciones, etc, donde los románticos, descargan su apesadumbrado espíritu.
En 1830 se produce un movimiento de gran importancia que, aunque convive con la pintura romántica francesa, se despega de ella en los temas y en la técnica, preparando el advenimiento de la pintura realista. Es la Escuela de Barbizón o escuela de 1830, formada principalmente por Theodor Rousseau, Jean Francois Millet, J. Dupré y G. Corot. El nombre de este grupo de pintores proviene de un pueblecito al borde del bosque de Fontainebleau (Barbizon) donde en 1835 se asentaron este grupo de artistas. Ésta escuela supone la transición del romanticismo al realismo por el camino del paisaje y es otro eslabón más de la cadena que se inicia en el paisaje holandés y flamenco, que pasa por el paisaje romántico, luego por la Escuela de Barbizón, de ahí pasa al paisaje realista inglés y termina en la pintura impresionista y postimpresionista. Influenciados por Constable y sus escenas rurales, estos artistas abandonan el formalismo y el academicismo para inspirarse directamente de la naturaleza (la idea es no pintar de acuerdo a los cánones de belleza impuestos por la enseñanza académica, sino tener lo que se llama la “experiencia directa”).
Sus técnicas y estudios innovadores resultarán una influencia crucial para el nacimiento del impresionismo y con él una nueva etapa en la historia de la pintura: no se tratará ya sólo de mostrar la naturaleza, sino mostrar cómo la percibimos, y cómo cambia a cada momento con los cambios de luz y las condiciones atmosféricas.
La escuela de Barbizón ha tenido mucha importancia en la evolución del paisaje, desde el punto de vista técnico, porque al obligarse a sí misma a pintar exteriores, rompió con los convencionalismos lumínicos neoclásicos e incluso románticos. Sus cuadros son exteriores ficticios, imaginados en un interior y resueltos en un interior. Sus colores, su luz y sus sombras son imaginarios. La Escuela de Barbizón extrae sus cuadros de la propia naturaleza, porque sus artistas están convencidos de que la propia naturaleza tiene vida espiritual. Con esta escuela pasamos a otra fase del Romanticismo. El primer romanticismo desprecia las cosas y se sumerge en la intimidad del espíritu. Este segundo, Romanticismo proyecta esta intimidad sobre la naturaleza y cree ver en ella el latido de un espíritu universal.
Del individualismo de 1830, poblado de sueños, al positivismo estricto de 1850, alimentado de realidades concretas, había que pasar sin embargo por una transición y es el paisaje quien la da. El culto a la Naturaleza satisfacía simultáneamente ambas aspiraciones. Al individualista romántico le lleva a la soledad y al naciente realista le ofrece la solución del naturalismo, de una contemplación de lo visible y de sus aspectos, de una aceptación de la realidad con la que el hombre aprendía a comulgar.
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