¿Que valores y actitudes aprendemos en nuestra familia para formar nuestra identidad personal y ser buenas personas?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
“La familia, institución reproductora del sistema de valores que conforma la base cultural de todo conglomerado humano, ejerce una presión educativa cimentada en afectos y reglas, modelando actitudes y comportamientos en consonancia con los valores del sector social que representa. Muchos trastornos psiquiátricos están relacionados con la deprivación afectiva en edades tempranas, lo que impide la maduración de centros nerviosos del Diencéfalo, incapacitando de por vida para el pensamiento superior, los sentimientos altruistas y los valores espirituales. Cuanto más amplio el espectro afectivo, más potencialidades éticas, inteligencia emocional y capacidades de socialización, que permitirán atenerse a principios morales, intereses y sentimientos sociales. La familia es transmisora de motivaciones, valores, ideología y cultura, aportando un sistema de creencias, convicciones y sentimientos que guían y orientan la personalidad, al incorporarlos como mecanismo autorregulador de la conducta social, en la asimilación del sentido y significado de los acontecimientos. Escenario privilegiado de los sistemas integradores de la personalidad a través de los patrones de crianza y de transmisión de valores empleados por los adultos para con los niños, hay que dotarla de los recursos psicológicos y pedagógicos para cumplir la parte que le corresponde en la formación del Hombre Nuevo. Esto no puede ser un problema espontáneo. Las organizaciones sociales, las universidades y los medios de comunicación requieren de un programa concertado a esos fines, a tono con las necesidades de construcción científica del nuevo edificio social, lo que constituye un problema científico de ingeniería social, impostergable”
Explicación:“La familia, institución reproductora del sistema de valores que conforma la base cultural de todo conglomerado humano, ejerce una presión educativa cimentada en afectos y reglas, modelando actitudes y comportamientos en consonancia con los valores del sector social que representa. Muchos trastornos psiquiátricos están relacionados con la deprivación afectiva en edades tempranas, lo que impide la maduración de centros nerviosos del Diencéfalo, incapacitando de por vida para el pensamiento superior, los sentimientos altruistas y los valores espirituales. Cuanto más amplio el espectro afectivo, más potencialidades éticas, inteligencia emocional y capacidades de socialización, que permitirán atenerse a principios morales, intereses y sentimientos sociales. La familia es transmisora de motivaciones, valores, ideología y cultura, aportando un sistema de creencias, convicciones y sentimientos que guían y orientan la personalidad, al incorporarlos como mecanismo autorregulador de la conducta social, en la asimilación del sentido y significado de los acontecimientos. Escenario privilegiado de los sistemas integradores de la personalidad a través de los patrones de crianza y de transmisión de valores empleados por los adultos para con los niños, hay que dotarla de los recursos psicológicos y pedagógicos para cumplir la parte que le corresponde en la formación del Hombre Nuevo. Esto no puede ser un problema espontáneo. Las organizaciones sociales, las universidades y los medios de comunicación requieren de un programa concertado a esos fines, a tono con las necesidades de construcción científica del nuevo edificio social, lo que constituye un problema científico de ingeniería social, impostergable”