¿Qué valores identifican en el discurso de presidente Paniagua?
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Respuesta:
Muy pequeño de estatura. Pero grande de inteligencia y espíritu acompañado de una honestidad plena y de sabiduría para el arte de la política. Indiscutiblemente, grandes valores de tal insigne hombre público. Lo que lo convirtió en singular al desempeñar durante poco tiempo de tan sólo 8 meses, con eficiencia total, la Presidencia de la República del Perú. Valentín Paniagua Corazao era un demócrata a carta cabal que llegó a la primera magistratura cuando ni siquiera lo anheló y por entera casualidad. Pero con decisión total, dando en todo momento, el ejemplo.
El martes 21 de Noviembre del año 2000, el primero del milenio, a las 10 y 43 de la noche, el Congreso de la República declaró la vacancia de la Presidencia de un mandatario que se fugó, dejando al país en la estacada total: Alberto Kenya Fujimori Fujimori.
Por obra de este cobarde que ahora purga una condena en la cárcel de 25 años de prisión, el Perú inició una de sus peores crisis contemporáneas. Hoy en día el mismísimo personaje ha pedido el indulto humanitario presidencial que, precisamente, el Ejecutivo debe dárselo para lapidarlo y olvidarlo por completo.
Alberto Fujimori: cobarde y traidor
Hace 12 años, el paso normal democrático y constitucional consistía en que la primera magistratura la asumiera el primer Vicepresidente, Francisco Tudela van Breugel Douglas. Pero el ex Canciller presentó su renuncia que fue aceptada incluso por sus partidarios, sumidos en la vergüenza de un régimen que se hundió en el escándalo.
El que lo seguía, en su calidad de Segundo Vicepresidente, Ricardo Márquez Flores, un empresario de pantalones blue jeans de San Juan de Lurigancho y el emporio comercial de Gamarra, quiso que lo nombren para conquistar el poder.
Pero ni siquiera se le tomó en cuenta porque realmente, políticamente, poco significaba. Lo dejaron de lado y nada en contrario ocurrió. Ante tal triste situación, el hombre de negocios dimitió y se fue a su casa. Nunca más volvió a la actividad pública.
Tras la vacancia presidencial, la Presidenta del Congreso, Martha Hildebrandt Pérez Treviño, en medio del caos y el desborde total de las fuerzas fujimoristas, había sido censurada. Eso si que era grave porque de este poder del estado, de acuerdo a la Constitución, podía salir el nuevo Presidente de la República. La Hildebrandt hubiese tenido esa oportunidad, si no hubiese ocurrido tal rechazo.
Fue allí cuando los partidos Acción Popular fundado por Fernando Belaúnde Terry en 1956 y la Unión por el Perú (UPP) que lideró Javier Pérez de Cuéllar, en alianza en el Congreso y con escasamente seis parlamentarios, planteó la candidatura a la Presidencia del Parlamento de Paniagua.
No obstante de que el líder de Acción Popular reconocía públicamente de que, por proporciones y números, no le correspondía tal designación. Pensaba, como muchos, que la dirección de dicho poder del estado debería pasar a Perú Posible de Toledo, por tener la mayor representación parlamentaria. Tal hecho se lo dijo inclusive a otro congresista, Henry Pease García.
En términos prácticos y específicos, lo que pasaba- realmente- es que la candidatura Paniagua si lograba efectivo consenso. Ocurría que él era el único que podía conseguir mayoría de votos. Algunos incluso provenientes de fujimoristas que habían sido sus alumnos en la Universidad Católica.
Además el Frente Independiente Moralizador, jefaturado por Fernando “Popy” Olivera Vega, con cierta representatividad y consagrada experiencia para armar de la nada líos de toda índole, se oponía tajantemente a las candidaturas de los toledistas Carlos Ferrero Costa y Luis Solari de la Fuente. Pero aceptaba, a rajatabla, la de Paniagua.
Después de varios incidentes, los representantes de la oposición marcharon a la casa de Alejandro Toledo, líder de Perú Posible, a discutir la situación. El debate duró desde las nueve de la noche hasta las cuatro de la madrugada. No sabían que hacer.
Uno de sus parlamentarios, Carlos Ferrero Costa, había asumido la Vicepresidencia del Congreso. En vista de la renuncia del fujimorista Absalón Vásquez. El toledista tenía la primera opción para la Presidencia de la Republica.
Pero, a la hora de la hora, declinó a favor de Paniagua. Fue asi como el hombre que no quería ser Presidente del Congreso lo fue y el paso siguiente: convertirse en Jefe del Estado, por decisión de la Carta Magna. Sin buscarlo, ni ambicionarlo. Incluso, a inicios del milenio, ni siquiera deseaba ser candidato al Congreso. Aceptó la lid por ser Secretario General de Acción Popular.
El cargo lo desempeñó impecablemente desde el 22 de Noviembre del 2000 hasta el 28 de Julio del 2001, con el fin de llevar a cabo las elecciones presidenciales que ganó Alejandro Toledo Manrique. La tarea la cumplió a cabalidad, con evidente desprendimiento del poder.