Que tuvo que ver Cristóbal Colón y el encefalo?
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Respuesta:
La relación de un científico y sus críticos más acérrimos dice mucho de su personalidad. Si tuviéramos nada más que eso en cuenta, podríamos afirmar que Paul Broca (1824-1880) era un hombre bueno y todo un caballero. Y si nos atenemos a lo que sus compañeros decían de él, hay que añadir que era generoso, empático y solícito.
Cuando Pierre Gratiolet, su más feroz crítico, fracasaba en su intento de conseguir un puesto de profesor en París (tardaría 20 años en lograrlo y moriría seis meses después), Paul Broca le abrió las puertas de la Sociedad de Antropología que acababa de fundar. Ambos habían nacido en el mismo pueblo, Sainte Foy la Grande y eran hijos de médicos rurales. Pero mientras que Broca, de familia protestante, tuvo un enorme éxito, Pierre Gratiolet, hijo de católicos, apenas tuvo reconocimiento en toda su vida. Probablemente de quien recibió más atención fue de Paul Broca, precisamente porque era opuesto a su teoría del cerebro.
Paul fue un niño superdotado. Estudió el bachillerato de ciencias y el de letras a la vez y los acabó con 16 años. Terminó la carrera de Medicina con 20, cuando sus amigos empezaban a estudiarla. Él pensó ser ingeniero, pero la muerte inesperada de Léontine, su hermana mayor, le hizo cambiar de idea. Desde ese momento trabajó incansablemente para sanar gente. Se casó a los 34 años, siendo ya un experimentado profesor de cirugía patológica. Para entonces, ya había asombrado a medio mundo al realizar la primer operación con anestesia hipnótica; ya había creado la Asociación de Librepensadores que trataba de conseguir que las mujeres pudieran estudiar y que la Iglesia no tuviera un papel tan importante en la educación y en la vida pública, razón por la cual le declararon inmoral y peligroso para la juventud; ya había creado la Asociación de Antropología.
De sus tres hijos, los dos varones fueron cirujanos. Cosas de casa.
Su interés por conocer el cerebro humano le llevó a estudiar cuestiones tan diversas como el origen del hombre y el darwinismo. Pero en lo que sobresalió fue en la localización cerebral. Fue el primero que descubrió que cada zona del cerebro estaba asociada con una función cognitiva, y en concreto demostró dónde se encontraba la función del habla. De ahí que alguno de sus biógrafos le haya puesto el sobrenombre de “el Colón del cerebro”: se lanzó a la aventura de viajar por las circunvoluciones cerebrales. Esa era su polémica con Gratiolet, quien defendía que la función cerebral era global, y el cerebro regía todas las acciones y habilidades de manera única, general. No era posible que una parte realizara una función y otra parte una función distinta: era un órgano global. Tenía razón Broca.
Sin embargo, estos estudios derivaron en el análisis del tamaño y características del cerebro y la capacidad cognitiva asociada. Un cerebro más grande, por tanto, debía implicar una mayor capacidad cognitiva. De esa forma, se deducía que la mujer, o la raza negra, por ejemplo, al tener un cerebro de menor tamaño, tenían una menor capacidad cognitiva. Aunque Broca no afirmó tajantemente esas conclusiones, posteriormente sus estudios fueron utilizados por los racistas defensores de la esclavitud, entre otras cosas, para proclamar la superioridad de la raza blanca y del hombre sobre la mujer. Si Broca hubiera vivido para verlo no habría dado crédito.
Pero dejando de lado ese aspecto, las aportaciones de Broca son interminables y sorprendentes. Por ejemplo, avanzó la confección de mapas de actividad cerebral. En realidad, él propuso la fabricación de una corona que había de ponerse alrededor de la cabeza, con el objeto de medir la temperatura de las partes del cráneo y así saber qué partes del cerebro se activaban. Hoy disponemos de un gran número de técnicas que nos permiten saber qué parte del cerebro se activa ante diferentes estímulos.
Murió joven, repentinamente, de un aneurisma cerebral, dicen que de trabajar tanto. Dejó muchos discípulos y ciento y pico libros de los cuales, cincuenta y nueve son tratados sobre el cerebro.