QUE TITULO LE DARIAS A ESTE TEXTO
Son cada vez más numerosas las personas que se plantean interrogantes sobre los conflictos tanto personales como sociales de la humanidad contemporánea. ¿Por qué la violencia? ¿Cuál es el sentido del dolor?, ¿Por qué existe el mal?, ¿Por qué la muerte de inocentes? Son preguntas recurrentes en la mente de los seres humanos. La violencia, ha penetrado todos los escenarios de la vida individual y social, todas las fibras del tejido colectivo y cada uno de los territorios de la geopolítica local y mundial. En nuestro país tres cuartas partes de los niños y adolescentes que mueren son víctimas de la violencia. Los niños y niñas son las principales víctimas del maltrato doméstico y callejero y de las violencias y violaciones sexuales.
Se entiende por violencia toda forma de interacción humana en la cual, mediante la fuerza, se produce daño al otro para la consecución de un fin. Es decir que entre las múltiples formas que hemos desarrollado los humanos para relacionarnos, la violencia es sólo una de ellas. Y es aquella que para la consecución de un fin recurre a la fuerza y le produce daño al otro. Es entonces una relación de fuerza, en cualquiera de sus modalidades e intensidades y que, por tanto, acalla la palabra y el discurso. Fuerza que daña el funcionamiento orgánico o psico-emocional, que hiere o golpea, mata o presiona, suprime derechos o limita su ejercicio.
La violencia es una realidad histórica ya que se ha dado entre todos los seres humanos de todos los tiempos, lugares y culturas, una realidad ontológicamente humana porque todos tendemos a emplearla y una actividad socioculturalmente aprendida, pues la recibimos como legado de nuestros semejantes.
Si bien resulta una utopía pensar en una sociedad sin violencia, dado que siempre será una de las posibilidades de relación interhumana, es perfectamente pensable lograr sociedades con niveles de violencia muy por debajo de los altísimos que actualmente tenemos en países como Colombia o Yugoslavia, en donde la agresión bélica lleva la violencia hasta sus máximos niveles, pues la guerra es eso: el imperio absoluto de la violencia.
Dos obstáculos para pensar y actuar hoy ante la violencia son: 1) La negación de la violencia: pretendemos vivir como si la violencia no existiera, o no nos afectara, o fuera algo de los otros. Por esta vía de la negación nos vamos acostumbrando a la violencia, la banalizamos, perdemos la capacidad de asombro y reacción y siempre tenemos a la mano o en la boca una razón para evadirla, ocultarla, minimizarla. 2) Reducir la violencia a la lógica policial de buenos y malos: Por supuesto que nos sitúan o nos situamos en el bando de los buenos y desde allí vemos a distancia y con desinterés y desprecio a los malos, los violentos. Nos aliena ante el problema, nos aleja de la realidad, nos clasifica de manera incorrecta y convierte la violencia en espectáculo que vemos desde la barrera.
Tres contextos explicativos básicos para las múltiples y graves violencias que padecemos hoy son: 1) Contexto económico: El primero tiene que ver con la conflictividad derivada de la posesión y distribución de la riqueza en el mundo y en el interior de los países, con los juegos del poder económico a distintos niveles y con las relaciones sociales, entre naciones, instituciones y personas, derivadas del ordenamiento económico establecido.
TEMA: Jesús propone la reconciliación de la persona humana
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