que tipos de artesanos habia en el antiguo egipto
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el artesano del Antiguo Egipto era un ser anónimo, objeto de mofa para la arrogante clase de los escribas. Además la mayoría de los artesanos eran empleados al servicio del faraón, del gobierno o de los templos, y trabajaban en grandes talleres perfectamente organizados o formaban parte de comunidades especializadas como, por ejemplo, las de los constructores de las tumbas reales en Dehir-el-Medina. Teniendo en cuenta que sus técnicas y útiles eran muy sencillos, la extraordinaria calidad de sus obras se debía a la habilidad y paciencia casi infinitas que dedicaban a su trabajo.
Un ejemplo de este tipo de taller al servicio de un templo se encuentra en Tebas, en las pinturas de las tumbas de dos escultores, Apuki y Nebamún. Ambos desempeñaron importantes cargos, pues fueron superintendentes de los escultores y artesanos del palacio y de un templo innominado, así como superintendentes de las balanzas del rey. Todos estos cargos los heredaron de sus respectivos padres, que los habían desempeñado antes que ellos.
La mayoría de los talleres debieron ser ruidosos, calurosos y sucios, con todos los desechos de la producción tirados por el suelo.
Un ejemplo de este tipo de taller al servicio de un templo se encuentra en Tebas, en las pinturas de las tumbas de dos escultores, Apuki y Nebamún. Ambos desempeñaron importantes cargos, pues fueron superintendentes de los escultores y artesanos del palacio y de un templo innominado, así como superintendentes de las balanzas del rey. Todos estos cargos los heredaron de sus respectivos padres, que los habían desempeñado antes que ellos.
La mayoría de los talleres debieron ser ruidosos, calurosos y sucios, con todos los desechos de la producción tirados por el suelo.
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A diferencia del artesano de hoy día, que disfruta de la consideración propia de un artista y sus obras firmadas poseen un gran valor intrínseco, el artesano del Antiguo Egipto era un ser anónimo, objeto de mofa para la arrogante clase de los escribas. Además la mayoría de los artesanos eran empleados al servicio del faraón, del gobierno o de los templos, y trabajaban en grandes talleres perfectamente organizados o formaban parte de comunidades especializadas como, por ejemplo, las de los constructores de las tumbas reales en Dehir-el-Medina. Teniendo en cuenta que sus técnicas y útiles eran muy sencillos, la extraordinaria calidad de sus obras se debía a la habilidad y paciencia casi infinitas que dedicaban a su trabajo.
Un ejemplo de este tipo de taller al servicio de un templo se encuentra en Tebas, en las pinturas de las tumbas de dos escultores, Apuki y Nebamún. Ambos desempeñaron importantes cargos, pues fueron superintendentes de los escultores y artesanos del palacio y de un templo innominado, así como superintendentes de las balanzas del rey. Todos estos cargos los heredaron de sus respectivos padres, que los habían desempeñado antes que ellos.
La mayoría de los talleres debieron ser ruidosos, calurosos y sucios, con todos los desechos de la producción tirados por el suelo.
La imagen de arriba corresponde a una pintura de la tumba de Nebamún. Podemos ver a un operario calvo que sierra planchas a partir de un tronco de madera en posición vertical, atado a un poste con una gruesa cuerda. El operario mueve la sierra hacia adelante y hacia atrás, aunque las sierras del Antiguo Egipto, a diferencia de las actuales, que funcionan en ambas direcciones, sólo cortaban en el trayecto de bajada, en dirección hacia quien las manejaba.
Las técnicas de carpintería eran parecidas a las que se siguen utilizando hoy día. La madera podía ensamblarse de diversas maneras: a cola de milano, a inglete, a espiga y mortaja, y con clavijas. Para disimular la pobre calidad de la madera egipcia la decoraban, recurriendo normalmente a la taracea y al chapeado. Muy utilizados eran el ébano y el marfil, que podían ser encolados o clavados sobre la superficie del objeto, y también la pintura, que aplicaban sobre una delgada capa de escayola.
En cuanto al bronce, utilizaban la técnica de la "cera perdida".Se realizaba el modelo con cera y luego se recubría con yeso. El calor endurecía el yeso y hacía fundir la cera, que iba saliendo por orificios abiertos en el yeso. El metal fundido podía ser vertido, por tanto, en el interior del molde rígido.A los egipcios les gustaba la joyería de fantasía y colores brillantes, para cuya fabricación utilizaron variados materiales: piedras semipreciosas, materiales vidriados, e incluso cristal, pero nunca piedras preciosas. En el Antiguo Egipto el oro era muy abundante y con este metal se hacían básicamente muchas joyas.
Para hacer las cuentas primero rompían las piedras semipreciosas en trozos de tamaño adecuado y las desbastaban rudimentariamente, sometiéndolas a la fricción del rozamiento o restregándolas. Después las pulían mediante insistente frotamiento. La fase siguiente consistía en perforar las cuentas para ensartarlas en un hilo. Los agujeros los hacían con un taladro, cuya punta, ligada al mango, podía ser metálica o de piedra, o un trozo de junco duro. Para hacer más fácil la acción del taladro al horadar se usaba un material abrasivo como el esmeril o el cuarzo. Una vez fabricadas las cuentas, podían ser pulidas o vidriadas, según la necesidad. Concluido el proceso de elaboración de las cuentas, éstas se entregaban a otros artesanos para que hicieran sencillas sartas, complicados collares, redes de amuletos o placas para colocar sobre las momias.
Un ejemplo de este tipo de taller al servicio de un templo se encuentra en Tebas, en las pinturas de las tumbas de dos escultores, Apuki y Nebamún. Ambos desempeñaron importantes cargos, pues fueron superintendentes de los escultores y artesanos del palacio y de un templo innominado, así como superintendentes de las balanzas del rey. Todos estos cargos los heredaron de sus respectivos padres, que los habían desempeñado antes que ellos.
La mayoría de los talleres debieron ser ruidosos, calurosos y sucios, con todos los desechos de la producción tirados por el suelo.
La imagen de arriba corresponde a una pintura de la tumba de Nebamún. Podemos ver a un operario calvo que sierra planchas a partir de un tronco de madera en posición vertical, atado a un poste con una gruesa cuerda. El operario mueve la sierra hacia adelante y hacia atrás, aunque las sierras del Antiguo Egipto, a diferencia de las actuales, que funcionan en ambas direcciones, sólo cortaban en el trayecto de bajada, en dirección hacia quien las manejaba.
Las técnicas de carpintería eran parecidas a las que se siguen utilizando hoy día. La madera podía ensamblarse de diversas maneras: a cola de milano, a inglete, a espiga y mortaja, y con clavijas. Para disimular la pobre calidad de la madera egipcia la decoraban, recurriendo normalmente a la taracea y al chapeado. Muy utilizados eran el ébano y el marfil, que podían ser encolados o clavados sobre la superficie del objeto, y también la pintura, que aplicaban sobre una delgada capa de escayola.
En cuanto al bronce, utilizaban la técnica de la "cera perdida".Se realizaba el modelo con cera y luego se recubría con yeso. El calor endurecía el yeso y hacía fundir la cera, que iba saliendo por orificios abiertos en el yeso. El metal fundido podía ser vertido, por tanto, en el interior del molde rígido.A los egipcios les gustaba la joyería de fantasía y colores brillantes, para cuya fabricación utilizaron variados materiales: piedras semipreciosas, materiales vidriados, e incluso cristal, pero nunca piedras preciosas. En el Antiguo Egipto el oro era muy abundante y con este metal se hacían básicamente muchas joyas.
Para hacer las cuentas primero rompían las piedras semipreciosas en trozos de tamaño adecuado y las desbastaban rudimentariamente, sometiéndolas a la fricción del rozamiento o restregándolas. Después las pulían mediante insistente frotamiento. La fase siguiente consistía en perforar las cuentas para ensartarlas en un hilo. Los agujeros los hacían con un taladro, cuya punta, ligada al mango, podía ser metálica o de piedra, o un trozo de junco duro. Para hacer más fácil la acción del taladro al horadar se usaba un material abrasivo como el esmeril o el cuarzo. Una vez fabricadas las cuentas, podían ser pulidas o vidriadas, según la necesidad. Concluido el proceso de elaboración de las cuentas, éstas se entregaban a otros artesanos para que hicieran sencillas sartas, complicados collares, redes de amuletos o placas para colocar sobre las momias.
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