Que tenían en común los ayuno en una celebración, ofrenda o sacrificios?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El Salvador Jesús enseñó que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Al sacrificarnos y prestar servicio a los demás como lo hizo el Salvador, tanto quienes dan como quienes reciben son bendecidos con compasión, empatía y amor, los cuales conducen a la exaltación y a la vida eterna.
Explicación:
El Señor ha establecido la ley del ayuno y las ofrendas de ayuno para bendecir a Su pueblo y proporcionarle un medio para que sirva a los necesitados (véase Isaías 58:6–12; Malaquías 3:8–12). Cuando los miembros ayunan, se les pide que den a la Iglesia una ofrenda de ayuno al menos semejante al valor de los alimentos que no hayan comido. De ser posible, deben ser generosos y dar más. Las bendiciones relacionadas con la ley del ayuno son una cercanía al Señor, mayor fortaleza espiritual, bienestar temporal, mayor compasión y un deseo más fuerte de servir” (Manual 2, 6.1.2).
Los sacrificios humanos fueron practicados desde hace miles de años por muchas culturas del mundo. Los incas realizaban la llamada ‘capacocha’, en la cual sacrificaban a niños y niñas en los nevados más altos del imperio. ¿La razón? Deseaban evitar las catástrofes naturales así como honrar la muerte de un gobernante inca. Hoy, existen decenas de momias como prueba de estas prácticas.