qué temores había además de la hambruna en la Edad Media
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La peste negra o la peste bubónica
Explicación:
Una hambruna en la Europa de la Edad Media implicaba la mortandad masiva por inanición. Eran sucesos brutales, pero relativamente frecuentas en la época: en el reino de Francia en los años 1304, 1305, 1310, 1315-1317 (Grandes Hambrunas), 1330-1334, 1349-1351, 1358-1360, 1371, 1375 y 1390; en el reino de Inglaterra (uno de los más prósperos de la época) en 1315–1317, 1321, 1351 y 1369. En la Corona de Aragón 1333 se conoce con la denominación lo mal any primer ("el primer año malo"), en vista de los que vinieron después.
Para la mayor parte de la población, lo habitual era que no hubiera suficiente comida, y la esperanza de vida era relativamente corta por la alta mortalidad infantil. Incluso entre las clases altas, que no tenían por qué verse afectadas directamente por el hambre, sus efectos indirectos también en 1232 provocaron un aumento de la mortalidad: los registros de la familia real británica recogen una esperanza media de vida de 35,28 años en 1276. Entre 1301 y 1325 (periodo en el que se incluye la gran hambruna) la cifra cayó hasta 29,84. Entre 1348-1375 (periodo en el que se incluye la Peste Negra) continuó el descenso hasta los 17,33.
La gran hambruna estuvo limitada a Europa del Norte, incluyendo las islas británicas, el norte de Francia, los Países Bajos, Escandinavia, Alemania y Polonia occidental.7 Afectó también a algunos de los Países Bálticos, aunque en la zona oriental del Báltico el efecto fue muy tenue.7 La hambruna quedó limitada al sur por los Alpes y los Pirineos.
Durante el período cálido medieval anterior a 1300 la población de Europa se había incrementado a un ritmo no demasiado elevado comparado con la explosión demográfica de la Revolución industrial, pero mantenido durante varios siglos. En algunas zonas se alcanzaron niveles que no serían igualados hasta el siglo XIX; de hecho hay zonas en Francia donde la población actual es inferior a la existente a comienzos del siglo XIV. Por otro lado, los rendimientos de la producción de trigo estaban descendiendo desde 1280 (en años buenos, podían alcanzar el 7:1 -siete unidades recogidas por cada una sembrada-, mientras que en años malos caían hasta 2:1 -lo que obligaba a una gran restricción del consumo: por cada semilla plantada se recogían dos, una para alimento y la otra para siembra-). Los efectos de la ley de los rendimientos decrecientes eran inevitables, dado que el incremento de la población empujaba al cultivo de zonas cada vez más marginales, y no se producía una mejora tecnológica que pudiera compensarlo. Consiguientemente, se produjo un alza de los precios.
Entre 1310 y 1330 Europa vio alguno de los peores y más duraderos periodos de mal tiempo de toda la Edad Media, con inviernos duros y veranos fríos y lluviosos.
La conjunción de un cambio climático con una población en niveles históricamente desconocidos debido al crecimiento demográfico mantenido durante varios siglos, produjo una situación extraordinariamente vulnerable: incluso cosechas ligeramente inferiores a la media implicaban la extensión masiva del hambre. El escaso margen de actuación para la previsión o la paliación de los efectos de la hambruna, no se encontraba al alcance de las instituciones dado el nivel de desarrollo social y político de la época.