¿que tan importante son los espacios publicos y sus condiciones para nuestra salud?
Respuestas a la pregunta
Algunos espacios públicos de las ciudades se convierten, por espontánea decisión popular, en puntos de expresión cívica para celebrar victorias deportivas o lugares habituales de protesta popular, consolidándolos como puntos emblemáticos de la legítima expresión ciudadana.
La cantidad y calidad de espacios públicos que encontramos en las ciudades son un buen reflejo de la madurez y conciencia urbana que ha desarrollado la ciudad a lo largo del tiempo, pues constituyen una clara representación de la importancia de la generación de espacios colectivos para el desarrollo de actividades de ocio, recreación o deporte que toda colectividad requiere disfrutar.
Para que un espacio público cumpla adecuadamente su función, debe poder ser disfrutado activamente como tal y no solo contemplado a lo lejos o desde lo alto de un edificio, como sucede cuando se prohíbe la entrada a un parque o se le enreja para impedir su uso público. No existe absurdo urbano mayor que un espacio público prohibido al acceso público. Lamentablemente, a veces las autoridades municipales prefieren impedir su uso antes que reglamentarlo adecuadamente para permitir su disfrute ordenado en base a ciertos horarios y reglas de conducta.
Los espacios públicos contribuyen a la formación de una identidad ciudadana, a la construcción de un sentido de pertenencia para entender lo público como parte de lo propio, de lo nuestro. El ciudadano valora y cuida lo suyo y lo defiende de un mal uso o del uso abusivo, reforzándose así, casi de forma natural, el cuidado de los espacios públicos.
Existe una demanda de apropiación colectiva del espacio público entendida como un legítimo reclamo ciudadano a contar con espacios públicos de calidad donde poder interactuar, y que ante el déficit de espacios existentes en la ciudad son, curiosamente, los centros comerciales e internet los “espacios públicos alternativos” donde se trasladan parte de las necesidades de interacción y expresión de los ciudadanos.
No sería interesante por ejemplo permitir que en los parques de nuestra ciudad funcionen pequeños cafés con mesas y sillas al aire libre que inviten al ciudadano a sentarse a la sombra de los árboles mientras sus hijos disfrutan del parque, juegan, patinan o montan bicicleta? Seguiremos con esas trasnochadas discusiones relativas a si la zonificación de recreación pública que urbanísticamente ostentan los parques, resulta absolutamente incompatible con una pequeña cafetería o con un kiosko de bebidas y dulces? El encuentro ciudadano y la interacción urbana no terminarían acaso repotenciadas con pequeñas iniciativas de este tipo debidamente reglamentada?