¿Qué sucedió con la deuda en los años ochenta tras el retorno a la Democracia?
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Respuesta:
la Justicia común. Y actualmente también nos encontramos frente a un período que me gustaría llamar de transición republicana, en el que el desafío es que la Justicia sirva para recobrar o hacer efectivo el respeto por las instituciones republicanas. En este punto la lucha contra la corrupción debería ocupar un lugar central durante los próximos años. Si se pudiera hacer un paralelismo, así como en la transición democrática el desafío era cómo castigar a través de la Justicia las violaciones a los derechos humanos, en este momento el gran objetivo es cómo castigar los grandes hechos de corrupción. La sociedad argentina se caracteriza por su anomia ante el cumplimiento de las leyes, y creo que la percepción de que desde el poder se violan las normas centrales para la convivencia es devastadora. Una cosa no debería ser excusa para la otra, pero es innegable que a la hora de que la gente cumpla con las leyes más básicas es importante que se perciba que los más poderosos deben cumplirlas y que cuando no lo hacen la Justicia está ahí para sancionarlos. Ese es el desafío de los próximos años y, probablemente, ya empezó: juzgar a aquellos que, como están en lugares clave de poder, lograron sustraerse de las normas generales.
Lorena Moscovich: En la Teoría de la Transición se dice que iba a haber un proceso gradual en diferentes marcos para llegar a una transición por pacto o colapso, luego una consolidación y después una etapa de institucionalización democrática. Con el paso de los años, a la luz de los resultados en diferentes países, se dejó de lado la idea de institucionalización como punto de llegada y más bien se habla de un proceso de democratización permanente, un poco vinculada a lo que hablamos de la frontera que se corre. Lucas se refiere a una transición distinta, y no es una cuestión conceptual. Pero pienso cuál sería el incentivo para el régimen en pensar esta transición republicana. Para las dictaduras militares del continente el incentivo fue el desgaste, la falta de apoyo de Estados Unidos, los parámetros internacionales que dejaron de sostenerlas; en el caso argentino, la Guerra de Malvinas. Pero, insisto, ¿cuál sería ahora el incentivo para generar un cambio además de luchar contra la corrupción? Pienso si es el corazón de la transición republicana en término de balances de poderes. Si, por ejemplo, una mayor independencia de la Justicia respecto del poder político no tendría un mayor peso que una lucha contra la corrupción, que está asociada a una forma de entender la política que por momentos parece un poco despolitizada.
Lucas Grosman: La lucha contra la corrupción tal vez sea el más conspicuo de una serie más vasta de fenómenos. El concepto general de la transición republicana es que todos somos iguales ante la ley, seas poderoso o no. Obviamente la independencia de la Justicia es un factor central, porque todo esto pierde sentido si no hay una Justicia independiente que sea capaz de juzgar a los poderosos. Tímidamente parece que se empezó en esa dirección, por lo menos con la reacción bastante generalizada de la Justicia ante los intentos del poder de dominarla aún más. Estoy de acuerdo con que es una reivindicación un poco más amplia. ¿Cuáles son los incentivos para que esto ocurra? Es interesante el contraste de la visión de un politólogo y la de un abogado. El primero trata de predecir si esto o aquello va a pasar, y el otro tiende más a concentrarse en lo que uno llamaría el deber ser, qué es lo que tiene que pasar. Y puede ser que no pase. Si me preguntan si hay razones para ser optimista, creo que no es la primera vez que la sociedad pone bien arriba en la agenda la corrupción como un problema. En este momento parecería estar instalado como un problema muy importante, pero después vienen épocas de vacas gordas y la gente se empieza a olvidar. Las razones para ser un poco más optimista son que la Justicia tiene dinámicas un poco más independientes, que en algún momento se ven alimentadas por un reclamo popular pero que se desarrollan con vida propia. Una vez que se inician esos procedimientos tendería a ser optimista de que van a seguir por su cauce con relativa independencia de cuán importante sea para la gente la corrupción. Que la gente reclame, como se dio hace unos meses, por la independencia de la Justicia es un fenómeno atípico.