que sucede cuando encarcelan al rey Fernando VII en España y en argentina
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
consecuencias económicas
Explicación:
la ruina de la agricultura, la pérdida de la industria y el comercio con América
Respuesta:
DAME una corona por la explicación ok
Explicación:
Hijo y sucesor de Carlos IV y María Luisa de Parma, depuestos por obra de sus partidarios en el motín de Aranjuez, pocos monarcas disfrutaron de tanta confianza y popularidad iniciales por parte del pueblo español. Obligado a abdicar en Bayona, pasó toda la guerra de Independencia prisionero en Valençay. A pesar de ello, Fernando continuó siendo reconocido como el legítimo rey de España por las diversas Juntas de Gobierno, el Consejo de Regencia y las Cortes de Cádiz. Ante el avance francés en la Península, el vacío de poder conduce a una revolución liberal en América y España que pretende finiquitar el Antiguo Régimen. El rey es despojado de soberanía,[4][5][6] que se disputa entre las cortes de Cádiz y las juntas americanas en un conflicto de alcance continental. La instalación de unas cortes peninsulares para el conjunto de la monarquía, dentro del marco del liberalismo, enfrentó a las juntas americanas que actuaron de forma autónoma en un proceso que llevaría al conflicto militar, la formación de Congresos Constituyentes y la proclamación de las independencias.
Tras la derrota de los ejércitos napoleónicos y la expulsión de José I Bonaparte, Napoleón le devolvió el trono de España con el tratado de Valençay. El 13 de marzo de 1814 decide volver a España y al Trono. Entró en España, el 22 de marzo de 1814, por Gerona, y tras pasar por Zaragoza, se dirigió a Valencia. Entrando en Madrid el 13 de mayo de 1814. Pronto, el Deseado, se reveló como un soberano absolutista y, en particular, como uno de los que menos satisficieron los deseos de sus súbditos, que lo consideraban una persona sin escrúpulos, vengativa y traicionera. Rodeado de una camarilla de aduladores, su política se orientó, en buena medida, hacia su propia supervivencia.[cita requerida]
En la ciudad de Valencia, el 4 de mayo de 1814 firmó el decreto de supresión de la Constitución de Cádiz, y la legislación de las Cortes, restaurando el absolutismo entre 1814 y 1820, y persiguiendo a los liberales. Tras seis años de guerra, el país y la Hacienda estaban devastados, y los sucesivos gobiernos fernandinos no lograron restablecer la situación.
En 1820 un pronunciamiento militar dio inicio al llamado trienio liberal, durante el cual se restablecieron la Constitución y los decretos de Cádiz, produciéndose una nueva desamortización. A medida que los liberales moderados eran desplazados por los exaltados, el rey, que aparentaba acatar el régimen constitucional, conspiraba para restablecer el absolutismo, lo que se logró tras la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis, en 1823.
La última fase de su reinado, la llamada Década Ominosa, se caracterizó por una feroz represión de los exaltados, acompañada de una política absolutista moderada o incluso liberaldoctrinaria que provocó un profundo descontento en los círculos absolutistas, que formaron partido en torno al hermano del rey, el infante Carlos María Isidro. A ello se unió el problema sucesorio, sentando las bases de la Primera Guerra Carlista, que estallaría con la muerte de Fernando y el ascenso al trono de su hija Isabel II, no reconocida como heredera por el infante Carlos.
En palabras de un reciente biógrafo, Rafael Sánchez Mantero:
Si en algo se caracteriza la imagen que Fernando VII ha dejado a la posteridad es en el unánime juicio negativo que ha merecido a los historiadores de ayer y de hoy que han estudiado su reinado (...) Resulta lógico entender que la historiografía liberal fuese inmisericorde con aquel que intentó acabar con los principios y leyes triunfantes en las Cortes gaditanas (...) La historiografía sobre Fernando VII ha ido evolucionando de tal manera que los estudios recientes han abandonado las diatribas decimonónicas para presentar un panorama más equilibrado (...) La Historia reciente... considera a Fernando VII simplemente como un rey con muy escasa capacidad para enfrentarse a los tiempos en los que le tocó reinar. Con todo, resulta difícil encontrar algún estudio, ya sea del pasado o del presente, en el que la figura de este monarca genere la más mínima simpatía o atractivo. Sin duda, ha sido el monarca que peor trato ha recibido por parte de la historiografía en toda la Historia de España.[7]
Según su más reciente biógrafo, Emilio La Parra López:[nota 3]
Desde 1814 hasta su muerte, salvo el intervalo constitucional de 1820-1823, su política consistió en el control personal del poder, valiéndose de la represión de toda disidencia y de unos servidores cuya única pauta de comportamiento fue la fidelidad ciega a su señor. Fernando VII gobernó a su manera, como un déspota, escuchando los consejos que en cada ocasión le convenían, sin ajustarse a ningún precedente específico y como nadie lo haría después que él.
DE NADA.