¿Qué signos de muerte y que signos de vida vemos hoy durante la pandemia?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación:
signos de muerte seria todas las personas que estan muriendo mas toda la crisis social y economica que esto produce
y de vida el beneficio que se produjo en el ambiente por ejemplo se esta recuperando la capa de ozono
Respuesta:
Cualquier cosa que aprisione la vida como el coronavirus puede ser removida por la fe en Jesús. Homilía del cuarto domingo de Cuaresma
La enfermedad de Lázaro representa la amenaza de muerte física que todos sentimos ante el coronavirus. María, Marta y Lázaro representan lo que ahora le llamamos “la familia en casa”, contexto de amor fraterno donde va a actuar Jesús. El vínculo de amor implícito en "hermano" esta fundado en el amor que Jesús nos tiene como amigos para que no terminemos en el temor y angustia de la muerte, siendo la falta de fe el origen del temor. Cuando Jesús nos dice que Él es la resurrección y la vida, el término resurrección depende de vida, es decir, es la resurrección por ser la vida presente en la casa de sus amigos. En las dificultades que pasamos por la pandemia puede ser, desde la familia, en casa la oportunidad de crecer en la fe porque solo del Señor resucitado nos viene la vida. ¡El que cree en mí, aunque muera, (porque la pandemia es una experiencia de cercanía o realidad de muerte), vivirá y todo el que vive y cree en mí, no morirá para siempre! A la familia en casa, le pregunta Jesús “¿Crees esto?”
Cuando María se acerca a Jesús para decirle: “Señor si hubieras estado aquí mi hermano no hubiera muerto”. Jesús llora para solidarizarse con el dolor nunca con la desesperanza, Al desatar a Lázaro muerto, son ellos, la familia unida en casa, los que se desatan de su miedo a la muerte, el coronavirus saliendo del sepulcro que los sometía a la esclavitud de la muerte. Solo ahora, sabiendo que morir no significa dejar de vivir, podrá la comunidad entregar su vida en solidaridad con los demás.
Explicación:
Estamos en el siglo VI a.C. cuando el pueblo de Israel permanece en el exilio de Babilonia, lejos de su tierra y convencido que Dios lo ha abandonado. Israel se ve a sí mismo como un gran cementerio, lleno de huesos viejos, consumidos por los años y el sol. El profeta ante la pregunta de Dios de si podrán revivir no sabe responder porque la muerte domina la escena y la desesperación no tiene ninguna perspectiva. “Nuestra esperanza ha fracasado, estamos perdidos” (Ez 19,5). De improviso por mandato de Dios y fuerza de su espíritu, los huesos de la gente que en vida no habían querido escuchar, comienzan a reconstruirse gradualmente a ejemplo de Gn 2 cuando se forman los cuerpos y se les infunde el alma. A ellos se dirige la promesa de Dios: “Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros… Os infundiré mi espíritu, y viviréis” No se trata de la resurrección final de los cuerpos sino, de la resurrección actual de los corazones a la esperanza.