Religión, pregunta formulada por veranoalexa4, hace 1 año

¿Que signos de esperanza dio Maria en su época?

Respuestas a la pregunta

Contestado por mariadles
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Respuesta:

Vivir en su plenitud de fe, en su ardor de caridad y en su perfecta docilidad al Espíritu

Siempre es gozoso celebrar una fiesta de Nuestra Señora. Se nos llena el corazón filial de una alegría muy honda y contagiosa. Sentimos su presencia maternal en nuestra vida. Más cuando estamos contemplando el misterio de la Iglesia; cuando estamos meditando en esa fe viva, que se llama oración, el misterio de la Iglesia.

La esperanza es camino y María nos enseña a subir y nos lleva al Monte Santo que es Cristo. La esperanza es tensión hacia la meta definitiva y María nos abre, glorificada ya en el cielo esa meta definitiva. Allí en el Reino consumado, está nuestro verdadero nombre, el nombre que alcanzaremos un día cuando entremos en el reposo definitivo del Padre; y María es la luz que anticipa esta esperanza para todos los que peregrinan. Ella es “signo de esperanza cierta “, como la llama el Concilio.

María es la “nubecilla” bíblica que se va agrandando hasta cubrir el cielo y dejar caer la lluvia sobre la tierra, María de Nazaret, la pequeña, la pobre, misteriosamente fecunda por la acción del Espíritu Santo, deja caer la lluvia que es Cristo el Señor, el salvador de los hombres, nuestra paz, nuestra única esperanza. ¡ Cómo se nos ensancha el corazón en María de la Esperanza, cuando sentimos también nosotros el corazón demasiado reseco y demasiado sediento, como la tierra de Israel, como la Galilea, cuando recibió la lluvia misteriosa del profeta ¡

Sedientos estaban los siglos cuando el ángel se apareció en Galilea a una mujer pobre y le dijo que pronto iba a venir la lluvia, que pronto iba a nacer la paz, el Salvador, que pronto se iban a cumplir los tiempos señalados por el Padre, la plenitud de los tiempos, y que nacería de Ella Alguien que nos traería la paz, la salvación y la vida. Esto nos llena de esperanza.

Nuestra Señora de la Esperanza nos abre de nuevo el corazón a una esperanza firmísima

Cuando vemos que nos queda largo camino por andar y podemos sentir la tentación del miedo y de la duda. Porque ahora que estamos en el monte estamos bien; pero cuando bajemos y empecemos a pisar otra vez las espinas de cada día y experimentemos el calor del desierto y se nos vayan llagando los pies y nos vayamos sintiendo más solos y el trabajo nos golpee y las contradicciones nos hieran, todo será distinto.

La Iglesia que creemos. Que amamos, que gustamos, Esa Iglesia que somos, que llena tan hondamente nuestro corazón y nuestra boca, esa Iglesia que gritamos a cada rato, esa misma es la Iglesia que después, cuando bajemos de la montaña santa, tenemos que gritar, que proclamar, que testificar y que construir con todos los hombres nuestros hermanos, con los Obispos, con el Papa, con los sacerdotes, con los niños, con los jóvenes, con los obreros, con toda la gente que espera nuestro descenso del monte. Allí donde está Nuestra Señora es donde está Cristo y la Iglesia.

Estas tres dimensiones tienen que iluminar el misterio de nuestra vida consagrada. La Iglesia nace en la plenitud de fe de María en la Anunciación; en su ardor de caridad, en la cruz; en su plena docilidad al Espíritu, en Pentecostés. Son como los tres momentos del nacimiento de la Iglesia: la Anunciación, el Calvario, Pentecostés. Tres momentos de progresivo nacimiento de la Iglesia. Y en las tres está María, en los tres está el

Espíritu Santo formando progresivamente a Cristo. El Cristo, Hijo de Dios, que toma, de las entrañas virginales de María, la fragilidad de nuestra


veranoalexa4: esos son los signos?
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