Historia, pregunta formulada por sunwrg07, hace 1 mes

¿que significó el encuentro de culturas para los nativos americanos? ​

Respuestas a la pregunta

Contestado por martinadairahaupt
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Explicación:

RECHAZOS Y ASIMILACIONES

No hay aporte definido del pasado americano en este plan colonial, único en el mundo. México Virreinal crece sobre los derruidos teocallis aztecas; los edificios mayas son olvidados y recubiertos por la selva tropical, las ciudades incas se esconden en el secreto de sus pobladores y raros son los casos en donde el fundador respeta el edificio nativo, o usa los cimientos de la urbe americana para levantar sobre ellos el edificio o la villa española. Acolman aprovecha, interesante excepción , de la planta del palacio original y somete la nueva construcción a dicha planta; mas sólo el cuzco utiliza los cimientos y base de sus más importantes construcciones para crecer sobre los graniticos muros de palacios y templos del incario, sin destruirlos totalmente.

Pero el plan urbanístico de la colonia, como también las artes plásticas, arrasan todo vestigio de anteriores civilizaciones, porque su objetivo es, inicialmente, extirpar en sus mismas raíces el pensamiento idolátrico, que se opone a la función evangelizadora, y los símbolo imecas de tales cultos paganos.

Cuando alguna vez una forma india, una máscara, un motivo decorativo aparecen, solo se presentan esporádicamente. Tal es el caso, por ejemplo, de ese relieve que reproduce el motivo ritual Chavín, del monolito de Huantar, o el de las sirenas que tocan el charango, en las iglesias de Julí y de Pomata, en el Alto Perú. También, el de aquellos solos de cabeza fajada a la manera nativa, que centran los conjuntos de la decoración serliana del soportal y sotocoro de San Francisco de Quito, como aceptando que la divinidad suprema americana se confunda con la cruz cristiana, debidamente honrada por querubínes circundantes. Tal el caso de los retratos de nobles índigenas que aceptan posar con la cruz en la mano, el sol radiante en el pecho, vestimentas peruanas y escudos nobiliarios; tal el de aquello talladores de Santa María Tonanzintla, que crean su corte celestial índigena, o el del Aleijadinho, que vuelve mulatos a sus evangelistas de San Francisco de Ouro Preto.

Entre los pocos ejemplos en los que el español recoge integramente la técnica primitiva y la sigue aplicando, estan los casos del kero peruano y de los codices mexicanos: allí no se ha pensado sino en la importancia de tal expresión gráfica, y por algun tiempo esta expresiones, eminentemente mestizas, son continuadas, sea para imprimir en los keros los relieves coloreados de alguna escena de la conquista (sin suprimir las líneas del diseño preincásico ni la flora y la fauna americanas, al extremo de que dichas escenas y no la técnica misma diferencian el kero precolombino de kero mestizo colonial), sea en la admirable continuidad de los codices mexicanos, debidos a monjes y cronistas que, admirados por la eficacia gráfica de aquellos codices, utilizaron a los artistas indios para que relataran en esas seriales dibujadas los diversos pasos de los conquistadores y de los principales personajes que habían intervenido en tales acontecimientos históricos.

Por lo demás, estas contribuciones indias, mestizas o mulatas favorecían el adoctrinamiento y no eran aceptables sino como medios de convicción, como alicientes para atraer la atención desconfiada de los conquistados, o como posición conciliadora de algun monje que quería acelerar sus planes evangelizadores mediante la inclusión, en el follaje hornamental de fachadas y retablos, de figuras vículadas a los ritos nativos.

Mucho mas libre, en cambio, es la inclusión de flora y fauna americanas en pinturas y relieves. Si bien, en este caso, la "contribución" proviene de una lógica adaptación del paisaje americano a la modalidad plástica europea, no podemos negar que hay una variante evidente de formas y de motivos decorativos: piñas, palmeras, chirimoyas, bananos, aguacates, hojas de tabaco y de apepú, naranjas de Misiones, helechos y papayas, llenan los cestos y girnaldas, en los que tampoco se han excluido uvas, granadas y melocotones, frutos europeos aclimatados en América. Añadamos que los relieves de agaves o las graciosas flores sagradas conocidas como Nukchú, que una princesa inca mantiene en sus manos.

Asimismo, la fauna de monos, papagayos, pumas, sepientes y aves, indiscutiblemente criollos, como el cuzqueño tunkí, se mezcla al dromedario, al elefante y al unicornio, aumentando la nota de exotismo. De lo contrario, solo por un clandestinaje rebelde, se repiten símbolos paganos, como en la cara posterior de los pedestales que sostienen las columnas de la fachada de la catedral de Tunja, en donde un signo, probablemente calima, rompe la continuidad del hornamento europeo; o en el de dos mascarones indios que reemplazan las hojas de acanto de los capiteles corintios, en un pilar de la merced en Quito.

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