que significa la llama olimpica , ayuda porfa
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La llama Olímpica, o fuego Olímpico, es uno de los símbolos de los Juegos
Olímpicos, y evoca la leyenda de Prometeo, que habría robado el fuego a Zeus
para entregarlo a los mortales. Durante la celebración de los Juegos Olímpicos
de la antigüedad, en Olimpia, se mantenía encendido un fuego que ardía mientras
duraran las competiciones, siendo esta tradición reintroducida en los Juegos
Olímpicos de Amsterdam 1928. En los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, se realizó
por primera vez una marcha de atletas para transportar una antorcha con la
llama, desde las ruinas del templo de Hera en Olimpia, hasta el Estadio Olímpico
de Berlín. La llama Olímpica en la antigüedad En la antigüedad, el fuego era
considerado sagrado por muchos pueblos, incluyendo los griegos que tenían una
leyenda según la cual el fuego habría sido entregado a los mortales por Prometeo
que lo había robado de Zeus. Debido a la importancia del fuego, en muchos
templos se mantenían las llamas encendidas permanentemente. Este era el caso,
por ejemplo, del templo de Hestia en la ciudad de Olimpia. Según se sabe, la
tradición de mantener un fuego encendido durante los Juegos Olímpicos se remonta
a la antigüedad, cuando se efectuaban sacrificios a Zeus. En esas ceremonias,
los sacerdotes encendían una antorcha y el atleta que venciera una carrera hasta
el lugar donde se encontraban los sacerdotes tendría el privilegio de
transportar la antorcha para encender el altar del sacrificio. El fuego era
entonces mantenido encendido durante los Juegos como homenaje a Zeus. La llama
Olímpica en la actualidad En los Juegos Olímpicos de Verano de 1928, en
Ámsterdam, el arquitecto neerlandés Jan Wils incluyó en el dibujo del estadio
olímpico una torre y tuvo la idea de encender en ella una llama durante los
juegos. En la ceremonia de apertura, el 28 de julio de 1928, un empleado de la
empresa eléctrica de Amsterdam encendió por primera vez la llama de los Juegos
Olímpicos de la era moderna en la torre entonces llamada Marathontower (y que se
quedó conocida localmente como "cenicero de la KLM"). Cuatro años más tarde, en
los Juegos Olímpicos de Verano de 1932, volvió a encenderse una llama durante
los Juegos en el estadio de Los Angeles. Durante la ceremonia de clausura se
presentó una cita de Pierre de Coubertin que decía: "Que la Antorcha Olímpica
siga su curso a través de los tiempos para el bien de la humanidad cada vez más
ardiente, animosa y pura" En 1936, en los Juegos Olímpicos de Berlín, Carl Diem
concibió la ceremonia del transporte de la llama Olímpica desde el antiguo local
de realización de los Juegos en Olimpia en Grecia, hasta el estadio donde se
realizaban los Juegos. Más de 3000 atletas realizaron una carrera para
transportar la antorcha desde Olimpia hasta Berlín, donde el corredor Fritz
Schilgen encendió la llama en la ceremonia de apertura el 1 de agosto. En esa
ocasión, el fuego no fue encendido en Olimpia sino en Morgedal, en Noruega, en
la chimenea de la casa de Sondre Norheim, que fue pionero en el deporte de
esquí. Fue también ahí que fue encendido el fuego en los Juegos Olímpicos de
Invierno de 1960 y 1994. Excepto esos años y en 1956, año en que fue encendida
en Roma, en todos los otros Juegos de invierno la llama fue encendida en
Olimpia. El encendido de la llama en Olimpica Unos meses antes de cada
realización de los Juegos Olímpicos (la fecha exacta varía de acuerdo con la
duración del recorrido hasta el estadio Olímpico), la llama es encendida en
Olimpia, frente a las ruinas del templo de Hera, en una ceremonia que pretende
volver a vivir el método usado en la antigüedad y que se destinaba a garantizar
la pureza de la llama: actrices que representan sacerdotisas de Hestia colocan
una antorcha en la concavidad de un espejo parabólico que concentra los rayos
del Sol que, como en la antigüedad, enciende la llama que marcará el inicio de
una realización más de los Juegos. Ahí la llama se usa para encender la antorcha
olímpica, transportada por el atleta que hará el primer recorrido del viaje, y
que conducirá la llama a lo largo del recorrido hasta el estadio donde se
realicen los Juegos. Debido a las restrictivas leyes de cuarentena en vigor en
Australia, en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956 los eventos de equitación
se realizaron separadamente y la antorcha olímpica fue transportada a caballo en
su recorrido hasta Estocolmo, donde se realizaron las pruebas ecuestres. El
encendido de la llama en el estadio Es ya tradicional que el encendido de la
llama durante la ceremonia de apertura de los Juegos sea efectuado de forma
original y espectacular. Dos años más tarde, en Lillehammer 1994, la antorcha
Olímpica entró en el estadio transportada por un saltador de esquí.
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El pebetero olímpico de Londres 2012, conformado por 204 «pétalos» —«copas de cobre»—,[1] fue encendido por siete jóvenes atletas entre las 00:24 y las 00:38 BST del 28 de julio de 2012.[2]
La llama olímpica (en inglés, Olympic flame; en francés, Flamme olympique)[Nota 1] es un símbolo de los Juegos Olímpicos.[4] Conmemora el robo del fuego de los dioses por parte de Prometeo y su posterior entrega a la humanidad. Sus orígenes se remontan a la antigua Grecia, donde se mantenía un fuego ardiendo en las sedes de celebración de los Juegos Olímpicos Antiguos. El fuego fue reintroducido en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 y desde entonces ha sido parte fundamental de los Juegos Olímpicos Modernos.
La Carta Olímpica define a la llama olímpica como «la llama que se enciende en Olimpia bajo la autoridad del COI» y, en este sentido, «una antorcha olímpica es una antorcha portable aprobada por el COI y destinada a la combustión de la llama olímpica..
La llama olímpica (en inglés, Olympic flame; en francés, Flamme olympique)[Nota 1] es un símbolo de los Juegos Olímpicos.[4] Conmemora el robo del fuego de los dioses por parte de Prometeo y su posterior entrega a la humanidad. Sus orígenes se remontan a la antigua Grecia, donde se mantenía un fuego ardiendo en las sedes de celebración de los Juegos Olímpicos Antiguos. El fuego fue reintroducido en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 y desde entonces ha sido parte fundamental de los Juegos Olímpicos Modernos.
La Carta Olímpica define a la llama olímpica como «la llama que se enciende en Olimpia bajo la autoridad del COI» y, en este sentido, «una antorcha olímpica es una antorcha portable aprobada por el COI y destinada a la combustión de la llama olímpica..
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